Y es que Washington no le cree a Saddam Hussein, por lo que trata de ganar aliados entre los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, formado por Gran Bretaña, Rusia, Francia, China y la propia Casa Blanca, para que este organismo supremo de las Naciones Unidas dicte una resolución de condena a Bagdad.
Hasta el momento, Hussein debilitó con su estrategia el apoyo internacional a una guerra que reclama Washington, y sembró dudas sobre las verdaderas intenciones del presidente George W. Bush de atacar Irak, tras ser acusado por ese país de querer controlar el petróleo de todo el Medio Oriente. (Télam-SNI).-