El ascenso y el anuncio de hoy se sumaron a los actos de las últimas semanas, en los que miles de personas pidieron la candidatura del actual ministro de Defensa, y al anuncio de ayer del gobierno de adelantar las elecciones presidenciales para realizarlas antes que las legislativas.
La agencia Mena informó que Al Sisi podría anunciar su decisión en las próximas horas, pese a que la inscripción de las candidaturas recién el 18 de febrero.
Hasta hace seis meses, el ahora mariscal no era un hombre conocido por la mayoría de los egipcios. Pero la noche del golpe de Estado lo convirtió en el nuevo hombre fuerte del país.
Pese a haber sido el jefe de Inteligencia militar de Hosni Mubarak, el líder castrense que gobernó el país con mano de hierro durante tres décadas y cayó en el histórico levantamiento popular de 2011, Al Sisi es visto hoy por millones de egipcios como el representante de la "transición" y defensor de un Estado laico.
El 3 de julio pasado el veterano oficial de 59 años arrestó y derrocó al presidente democráticamente electo, el islamista Mohamed Mursi, y le prometió a los millones de egipcios que pedían un cambio en la calle una "transición democrática" y un retorno a las aspiraciones del levantamiento popular que terminó con el gobierno de Mubarak.
Designó a un presidente de facto que luego nombró a un gobierno "de transición", en el cual él pasó a ocupar el estratégico cargo de ministro de Defensa.
Desde esa posición defendió la política represiva que desde el golpe ha provocado más de mil muertes y un número aún mayor de detenidos, la mayoría líderes y militantes de la Hermandad Musulmana, la organización islamista conservadora que acompañó a Mursi en el poder y ahora reclama su vuelta en las calles.
Autorizó la militarización de las calles durante semanas, ahogó las masivas protestas de los islamistas y volvió a ganarse el apoyo de millones de egipcios que hacía apenas tres años habían tomado las calles para sacar del poder a Mubarak y a su Estado militar represivo.
El sábado pasado el país conmemoró el tercer aniversario de ese levantamiento popular.
Mientras en la simbólica plaza de Tahrir, en el centro de El Cairo, miles celebraban con fotos y cárteles con la cara de Al Sisi, en el resto de la ciudad y del país manifestantes islamistas fueron reprimidos con un saldo oficial de 49 muertos y cerca de 250 heridos.
Nueve grupos de derechos humanos locales denunciaron hoy en un comunicado que las fuerzas de seguridad egipcias lanzaron en los últimos días una nueva ola de represión y detenciones arbitrarias, informó la agencia de noticias EFE.
Además de los muertos y heridos, más de mil personas fueron detenidas el sábado, muchas de ellas arrestadas en sus casas, según el comunicado difundido por organizaciones como el Centro Egipcio de Derechos Sociales y Económicos o el Instituto de El Cairo para los Estudios de Derechos Humanos.
La alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, Navi Pillay, se hizo hoy eco de las denuncias de los organismos egipcios y pidió una investigación.
"Después de los recientes ataques terroristas reprobables que casaron la pérdida de vidas y lesiones, por lo menos 62 personas murieron en El Cairo el sábado", recordó Pillay en un comunicado difundido en Ginebra.
"Las fuerzas de seguridad tienen el deber de respetar el derecho a la protesta pacífica y las autoridades deben cumplir con su obligación internacional de garantizar que todos los egipcios ejerzan su derecho a la libertad de reunión y de expresión sin temor a la violencia o arresto", agregó.
En este clima de violencia, Al Sisi podría anunciar su candidatura presidencial, lo que significaría renunciar a su cargo en el Ejército y su rango, ahora el más alto de la jerarquía castrense.
Sin lugar a dudas el anuncio de las elecciones presidenciales anticipadas agitó las cosas en el gobierno de facto.
Además de los rumores sobre Al Sisi, el viceprimer ministro egipcio y titular de la cartera de Cooperación Internacional, Ziad Baha el Din, anunció hoy su renuncia, sin dar demasiadas explicaciones.
Fuente: Télam