Por la mañana, el Ejército inició una operación militar en la que rodeó el cuartel donde se encontraban los miembros del Regimiento de Seguridad Presidencial (RSP), que se negaban a iniciar el desarme pactado para terminar con la crisis política.
Los soldados burkineses atacaron con artillería pesada el cuartel y, unas horas más tarde, los militares consiguieron tomar el control de la base, según fuentes militares citadas por el portal de noticias Burkina 24.
En medio del ataque, el general Gilbert Diendéré, el líder golpista y aliado del ex presidente Blaise Compaoré, pidió a todos los miembros de la antigua RSP que abandonaran las armas.
"Pido a todos los miembros de la antigua RSP que entreguen las armas", dijo Diendéré en declaraciones a la radio de Burkina Faso, un pequeño y pobre país del noroeste de África.
Pese a que la guardia presidencial fue disuelta el viernes pasado, algunos militares siguen atrincherados en sus cuarteles de Naaba Koom, que se encuentran próximos al palacio presidencial en Uagadugú
Según las últimas cifras proporcionadas por el Ejército burkinés, hasta el momento se entregaron un total de 300 miembros de la RSP, un cuerpo de élite formado por 1.300 hombres y creado en 1996 por Compaoré para su protección.
Durante la operación militar, la radio nacional, que estaba bajo control de los golpistas, fue recuperada por el Ejército, que recomendó a los ciudadanos evitar la zona y permanecer en sus casas, informó la agencia de noticias EFE.
El 16 de septiembre pasado, el Consejo de Ministros fue interrumpido por un grupo de miembros de la RSP que, tras llevarse detenidos al presidente y al primer ministro, declararon el fin del gobierno de transición y nombraron a Diendéré nuevo líder del proceso de normalización institucional.
Tras unos días de confusión, el Ejército decidió apoyar al régimen democrático y trasladó todas sus tropas a Uagadugú con el objetivo de desarmar a los golpistas.
La presión del Ejército burkinés y las intensas negociaciones de países como Senegal y Benin, respaldados por Estados Unidos y Francia, consiguieron que los golpistas renunciaran a su intención de retener el poder hasta las elecciones y accedieran a restaurar el gobierno civil.
Precisamente, los comicios previstos para el próximo 11 de octubre debían ser el punto final al proceso de transición abierto en octubre de 2014, tras la marcha de Compaoré.
Entonces, su abandono forzado después de 27 años al mando del país, desembocó en el pacífico gobierno de transición que tuvo que hacer frente a la asonada militar.
Fuente: Télam