Algunas fotografías y videos difundidos en las redes sociales muestran el cadáver destrozado del supuesto suicida, mucha sangre y restos humanos en el suelo, además de ambulancias evacuando a las víctimas.
Ante la falta de información oficial, activistas chiítas de la provincia de Al Qatif consultados por EFE, donde se encuentra Qadih, cifran en 19 las víctimas mortales y estiman que más de un centenar de personas resultó herida.
Pocas horas después, en un comunicado difundido en foros yihadistas, el EI dice que "el hermano mártir Abu Amer al Nashdi irrumpió con su cinturón explosivo en una concentración de chiítas infieles en un templo de Al Qadih".
El EI aseguró que unas 250 personas murieron o resultaron heridas en el atentado, que coincidió con el rezo mediodía en el día santo para los musulmanes.
Asimismo, el grupo yihadista dijo que "el sol del califato se ha levantado y su luz brilla", en alusión al califato proclamado en junio de 2014 en Irak y Siria.
Dirigiéndose a la comunidad chiítas, el EI amenazó con "días negros" y juró que sus soldados "no estarán tranquilos hasta expulsar a todos los infieles de la península Arábiga".
El pasado 5 de mayo, en la cumbre que celebraron en Riad los seis países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), Arabia Saudita había alertado que la amenaza más inmediata para el reino y sus aliados en ese foro seguía proviniendo de los yihadistas sunnitas.
"Hemos detectado que alguien está intentando insistentemente organizar un gran atentado en Arabia Saudita para desestabilizar el reino", reveló el portavoz del Ministerio del Interior de ese país, el general Mansur al Turki.
La principal razón de los temores sauditas y de sus aliados, es la intervención militar que están llevando a cabo en Yemen. Riad la justificó por el peligro que suponía la presencia de Irán (chiíta) en su frontera sur a través de la milicia de los hutí.
El pasado mes de noviembre, una grabación atribuida al líder del grupo fundamentalista Estado Islámico (EI), Abu Bakr al Baghdadi, quien proclamó un califato en las zonas bajo su control de Siria e Irak, llamó a la guerra en Arabia Saudita.
Al Baghdadi urgió a los sauditas a rebelarse, entre otros, contra los chiítas de su país, la familia gobernante Al Saud y los soldados del reino saudita.
Ese mismo mes fue perpetrado un ataque contra una mezquita chiíta en la población de Al Daluh, en la provincia de Al Ahsa, que se saldó con la muerte de ocho personas por disparos.
La policía saudita anunció posteriormente la detención de 77 personas supuestamente implicadas en el ataque y que seguían órdenes del EI.
Las provincias orientales de Al Ahsa y Al Qatif pertenecen a la región de Al Sharquiya y son de mayoría chiíta, comunidad que representa alrededor de un 10% de la población saudita -predominantemente sunnita- y se queja de sufrir discriminación y marginación.
Fuente: Télam