Este palacio, bombardeado en forma sistemática por las fuerzas norteamericanas desde el comienzo de la guerra el 20 de marzo, es el más antiguo y el más grande de otros diez dedicados al presidente iraquí, Saddam Hussein, en la capital de Irak.
Éste es el único que los iraquíes pueden señalar libremente como residencia presidencial sin miedo a represalias, ya que no están autorizados a mencionar ni a mirar los otros, aunque sea furtivamente.
El Palacio de la República fue construido de tal manera que los bagdadíes no logran ver lo que ocurre en su interior. Altas murallas e inmensos portalones negros rodean el edificio, que es vigilado muy de cerca por guardias fieles al régimen. (Télam-SNI)