Ante varios miles de fieles y representantes del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla reunidos en la basílica dedicada al Apóstol Pablo, el Papa informó que recientemente al sarcófago, que se conserva bajo el altar mayor y que jamás ha sido abierto en dos mil años, se le hizo un pequeño agujero a través del cual se introdujo una sonda.
La sonda desveló la existencia en el interior de un precioso tejido de lino de color púrpura laminado en oro puro y otro de color azul con filamentos de lino, así como granos de incienso rojo y sustancias proteicas y calcáreas.
También fueron hallados pequeños fragmentos óseos, que fueron sometidos a la prueba del Carbono 14 por "expertos que desconocían de dónde provenían y que dieron como resultado que pertenecían a una persona vivida entre el Siglo I y II", agregó el Papa.
"Todo parece confirmar la unánime e incontrastable tradición de que se tratan de los restos mortales del apóstol Pablo, lo que nos llena de profunda emoción", afirmó el Pontífice. Benedicto XVI, que dedicó este Año Paulino con motivo del 2.000º aniversario del nacimiento de San Pablo, recordó los innumerables escritos de Pablo de Tarso, entre ellos las Cartas a los Romanos, en las que habla del hombre nuevo, tras lo que dijo que el mundo actual sigue necesitado de hombre nuevos, para lograr un mundo mejor.