"Empieza a ganar posiciones en la UE la postura de que es necesario, incluso militarmente, asegurar las fronteras externas de la UE", dijo hoy el primer ministro eslovaco, Robert Fico, tras un encuentro con sus homólogos austríaco, Werner Faymann, y checo, Bohuslav Sobotka.
En rueda de prensa, Fico se refirió a "Grecia, Italia y otros segmentos de la frontera de Schengen que está hoy abierta", como puntos conflictivos de la geografía europea que requieren fortalecimiento y por los que, en lo que va de año, han entrado casi 350.000 personas en Europa.
Los tres líderes también hablaron de la necesidad de poner cuanto antes en funcionamiento, en la frontera del espacio Schengen, los "hotspots" o centros especiales de registro y documentación de los solicitantes de asilo.
Eslovaquia sólo acepta a un puñado de ellos y si son cristianos, y es una de las cuatro naciones que se oponen a que se repartan según una cuota vinculante para cada nación de la UE
"El gobierno eslovaco está preparada para contribuir a estos 'hotspots', de forma económica o material", afirmó también el político socialdemócrata.
En ningún caso Eslovaquia y la República Checa están dispuestas, según transmitieron ante Austria, a aceptar las cuotas obligatorias para reubicar a solicitantes de asilo, tal como impulsan la Comisión Europea (CE), el ejecutivo de la UE, y Alemania y Francia.
"Rechazamos las cuotas porque son irracionales", según Fico, que reconoció que "la discusión (sobre ese instrumento de reubicación automático) será muy complicada en la UE".
La reunión se produjo poco después de que circularan informaciones oficiosas de que a checos y eslovacos correspondería 2.978 y 1.502 personas, respectivamente, de los 120.000 que la CE pretender ubicar entre los 28 socios comunitarios.
El presidente eslovaco, Andrej Kiska, hizo hoy un llamado de solidaridad a sus conciudadanos y destacó que "es el momento de la cooperación y solidaridad", y de alcanzar un "acuerdo europeo".
En una alocución al país, Kiska también criticó con dureza los brotes de xenofobia, fascismo y extremismo que se han producido en la pequeña nación poscomunista durante esta crisis de refugiados.
"Perderemos la prueba de nuestro carácter eslovaco si, como ciudadanos y políticos, no somos capaces de distinguir entre miedo al desconocido y odio abierto, desprecio de las vidas humanas, extremismo, xenofobia y fascismo", dijo.
Eslovaquia sólo está dispuesta a acoger voluntariamente a 200 cristianos sirios y, de manera temporal, a otros 500 solicitantes de asilo cuyos gastos son asumidos por la vecina Austria, que espera recibir unas 70.000 solicitudes.
Fuente: Télam