Así lo afirmó el ministro de Exteriores saudita, cuyas declaraciones dan cuenta de la velocidad con la que funcionan los engranajes diplomáticos puestos en marcha por el gobierno del presidente estadounidense George W.Bush.
Según el diario estadounidense The New York Times, el inesperado cambio de Riad se debe a que los países árabes están cediendo ante la posibilidad cada vez más cercana de un ataque contra el presidente iraquí, Saddam Hussein.
La posición de Arabia Saudita en este conflicto es vital, sobre todo después de que la guerra global antiterrorista emprendida por Washington levantó la tensión entre los dos países.
Además, circulan teorías que afirman que el ataque a Irak tiene como objetivo tomar el control sobre las reservas petroleras de este país, las segundas en importancia del mundo, para dejar así de depender de Arabia Saudita como socio estratégico de Estados Unidos.
En este marco, el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, reiteró ayer las palabras del presidente Bush, al recalcar que espera una "acción rápida" de la comunidad internacional a la hora de condenar el gobierno de Saddam Hussein por no cumplir las resoluciones de la ONU.
En estos últimos días, Estados Unidos logró el apoyo de varios países por buscar el respaldo de la ONU ante una eventual acción armada contra Irak: España, Polonia y el Reino Unido son las únicas naciones europeas que apoyan sin condiciones los planes de Bush.
En tanto, otros países como Alemania y la mayoría de las naciones musulmanas, se oponen con fuerza a la idea del ataque. (Télam-SNI)