Después de mucho investigar, los expertos del Libro Guinness de los Records dio Francisco Domingo Joachim en un mercado de su ciudad natal en Angola. El joven accedió a mostrar sus dotes: uno labios y cachetes capaces de estirarse hasta dejar lugar para que entre una lata de gaseosa.
En seguida, los jueces de la organización midieron su área maxilar: el joven llega a estirar su piel unos 17 centímetros. "Joaquinho", como lo apodan, ostenta el récord desde el 18 de marzo de 2010 sin que nadie más abra la boca para quejarse, o para desafiarlo.
Fuente: minutouno.com.ar