Según informó el canal de noticias árabe Al Arabiya, el mandatario también rechazó dimitir.
El que más fuerte jugó presionando por un gobierno de unidad fue el presidente norteamerciano, Barack Obama, quien envió a Irak a su secretario de Estado, John Kerry, para que las autoridades aceptaran la "sugerencia".
Ayer, tras visitar la región autónoma kurda del norte de Irak, Kerry llegó a anunciar que los líderes políticos del país estaban preparados para formar un gobierno de unidad en el que chiitas, sunitas y kurdos tendrían la misma representación.
Kerry defendió la rápida formación de dicho gobierno con el argumento de que se evitaría la desintegración del país.
"Irak está ante una amenaza existencial y los líderes iraquíes deben abordar esa amenaza con la celeridad necesaria", afirmó el político estadounidense.
Varios partidos políticos iraquíes -sunnitas y chiitas- llamaron también en los últimos días a la formación de un gobierno de unidad nacional que englobe a las distintas partes y abogaron por diferenciar entre las demandas legítimas de los sunnitas y las acciones del EIIL.
Son muchos ya los que piden que Al Maliki no vuelva a encabezar un Ejecutivo, pese a que su coalición Estado de Derecho ganó las elecciones parlamentarias de abril pasado, aunque sin mayoría suficiente.
Esta previsto que el próximo 1º de julio el Parlamento iraquí elija a su presidente y posteriormente al jefe del Gobierno, plazos con los que Al Maliki se ha comprometido.
Sin embargo, el máximo líder kurdo dijo a Kerry que el avance de los yihadistas sunnitas creó "una nueva realidad y un nuevo Irak", en una aparente alusión a que los kurdos controlan ahora Kirkuk y otras zonas que desde hace años quieren incorporar a su región semiautónoma, lo que podría complicar su relación con Bagdad.
El chiita Al Maliki, no obstante, decidió redoblar la apuesta y hoy acusó a las fuerzas políticas que "se rebelaron contra la Constitución" de unirse a las filas del yihadista EIIL y de dar cobertura a la insurgencia sunnita para que controle la provincia septentrional de Ninive.
"En medio de las difíciles circunstancias no hemos escuchado a los socios políticos hablar de un respaldo al Gobierno y actúan como si fueran a repartirse el botín", lamentó Al Maliki, según informa la agencia de noticias EFE.
El primer ministro advirtió también que el país hace frente a "una feroz amenaza terrorista", que cuenta con la ayuda y el respaldo de países vecinos, a los que no identificó.
"Permaneceremos fieles a la voluntad de los iraquíes fortaleciendo el proceso democrático y celebraremos la primera sesión del Parlamento", elegido en abril pasado, agregó Al Maliki.
Frente a esta convulsionada realidad iraquí, Estados Unidos anunció ayer que militares de elite enviados a Irak ya están en Bagdad asesorando al Ejército local en la lucha contra la insurgencia, en un regreso forzado más de dos años después de la retirada de las tropas norteamericanas tras una sangrienta e impopular guerra.
También ayer, la ONU dijo que 1.075 personas, en su mayoría civiles, fueron muertos en Irak en lo que va del mes, la mayor cifra de víctimas fatales desde que Estados Unidos se retiró del país, en 2011.
En el terreno militar, al menos 22 personas murieron hoy y otras 36 resultaron heridas por bombardeos de la aviación iraquí cerca de la disputada refinería de Biyi, informaron fuentes médicas y de seguridad.
Los ataques de los aviones iraquíes causaron la muerte de 16 personas en zonas residenciales vecinas a la refinería de Biyi, al norte de Bagdad y la mayor del país.
Las víctimas mortales son un matrimonio y sus dos hijos, cuatro hombres, cuatro mujeres y cuatro menores, explicó una fuente médica.
Por otro lado, aviones de combate sirios atacaron la zona de Al Beash, próxima a la frontera con Siria y a unos 120 kilómetros al noroeste de la ciudad iraquí de Mosul, provocando la muerte de seis civiles.
Fuente: Télam