El ex jefe del Ejército subrayó que el último ataque "tiene por detrás un apoyo extranjero brindado para romper la voluntad" del pueblo egipcio.
Ayer, 31 integrantes de las fuerzas armadas y de seguridad de Egipto murieron en dos atentados separados por pocas horas, en la zona de El Arish, al norte del Sinaí, donde además fueron incendiados dos autos diplomáticos sauditas.
En el primer atentado, un atacante suicida estrelló un coche bomba que conducía contra un puesto de control militar, que mató a 28 soldados y dejó una treintena de heridos en Qaram al Qauadis, 25 kilómetros al este de El Arish.
En el segundo hecho, murieron tres miembros de las fuerzas de seguridad cuando un grupo armado abrió fuego contra un puesto de control en la ciudad misma de El Arish, cercana a la frontera con Israel y la Franja de Gaza.
Por los ataques, Al Sisi, declaró el estado de emergencia y el toque de queda, así como el cierre del paso de Rafah, fronterizo con Gaza, y decretó tres días de luto nacional.
"Que alguien se infiltre en las instituciones egipcias supone el verdadero peligro", aseguró el mandatario, para quien Egipto "está librando una guerra existencial" por la "conspiración extranjera".
En ese sentido, llamó a todos los ciudadanos a la unidad y reiteró que su objetivo actual es "recuperar la posición del Estado", informó la agencia EFE.
Al Sisi defendió las operaciones que las fuerzas del orden han llevado a cabo "contra el terrorismo" en el Sinaí y consideró que dicha ofensiva "es una batalla que se prolongará y no terminará en uno o dos meses".
La península del Sinaí se ha convertido en foco de inestabilidad y escenario de ataques contra fuerzas del orden egipcias, que se han intensificado desde el derrocamiento de Mursi.
El pasado domingo, al menos siete policías murieron y otros cuatro resultaron heridos en Al Arish por la explosión de dos artefactos colocados en dos vehículos policiales blindados.
Fuente: Télam