Según la Comisión Electoral, los resultados se publicarán, como muy tarde, cinco días después de las votaciones.
A pesar que ambos partidos se declararon hoy ganadores, es probable que de la primera vuelta no surja un claro vencedor, por lo que sería necesaria una segunda vuelta, prevista para el 11 de septiembre próximo.
La única conclusión que se pudo extraer de la jornada electoral fue que se trató de un proceso "pacífico, ordenado, libre y justo", según sostuvo Olusegun Obasanjo, el ex presidente nigeriano que encabezó la delegación observadora de la Unión Africana (UA), informó la agencia de noticias EFE.
Unos 600 observadores internacionales, en su mayoría africanos, y 6.000 locales fiscalizaron las elecciones y serán los encargados de confirmar o desmentir las múltiples denuncias de fraude.
Unos 6,4 millones de zimbabwenses estaban registrados para elegir, no sólo el futuro presidente, sino también para renovar las dos cámaras del Congreso y las autoridades locales, bajo el ojo atento de 62.000 miembros de las fuerzas de seguridad pública, desplegados a lo largo de todo el país.
En el momento de emitir su voto, Mugabe afirmó que, si vuelve a ganar las elecciones, cumplirá su mandato y no cederá el poder a otro dirigente de su partido, la Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico (ZANU-PF), pese a que está a punto de cumplir 90 años.
"Voy a cumplir mis cinco años de mandato. No voy a engañar a mi pueblo si vota por mí", aseguró el presidente en un colegio del suburbio de Highfield, en el sur de la ciudad de Harare, acompañado por su esposa, Grace, y sus hijos.
El controvertido líder, que en su último acto de campaña, el lunes pasado, había amenazado con meter preso a Tsvangirai, matizó hoy el tono de su discurso y aseguró que se retirará en caso de perder, según informó la cadena británica BBC.
El veterano mandatario, que pasó más de un tercio de su vida en el poder, ya se enfrentó con Tsvangirai, líder del Movimiento por el Cambio Democrático (MDC) en las últimas dos elecciones.
Tsvangirai, de 51 años, votó en el barrio de Mount Pleasant, en el norte de Harare, donde dijo estar viviendo un momento "muy emotivo después de todo el conflicto, el estancamiento, la desconfianza y la hostilidad" reinante en el país en los últimos años.
Las de hoy fueron las primeras elecciones en Zimbabwe desde el violento proceso electoral de 2008, que dejó un tendal de unos 200 partidarios de Tsvangirai muertos y miles de heridos.
La crisis postelectoral finalmente fue saldada a través de la formación de un gobierno de unidad nacional, bajo el auspicio de la comunidad internacional.
"Finalmente, Zimbabwe será capaz de seguir adelante otra vez", pronosticó esperanzado el actual primer ministro.
La jornada estuvo marcada por las largas colas en las puertas de muchos colegios electorales, en las que se podía ver a ciudadanos de todas las edades desafiando al frío clima.
Además de atravesar una profunda crisis política, el país, que recién se independizó del Reino Unido en 1980, sufre hace más de una década una aguda crisis económica a raíz de la polémica reforma de "indigenización" impulsada por Mugabe para expropiar las tierras y empresas de los blancos.
Uno de los saldos de esta reforma es una tasa de desempleo próxima al 80%.
Fuente: Télam