Al término de un Consejo de Defensa reunido por el presidente francés, Francois Hollande, el segundo en dos días, con el que el Gobierno quiere demostrar que está movilizado en la lucha contra el terrorismo, Cazeneuve indicó que nunca Francia ha estado sometida a un nivel tan elevado de riesgo de atentados, pero defendió las medidas tomadas por el gabinete para combatirlo.
En concreto, el titular de Interior se refirió a la ley aprobada la semana pasada y que refuerza la capacidad de los servicios secretos para intervenir conversaciones y la información que circula por internet.
Según Cazeneuve, quien compareció tras la reunión que mantuvo con Hollande y sus colegas de Defensa, Exteriores, Justicia y Ecología y Transportes, ello es clave para perseguir a los extremistas, incluidos a los de baja intensidad, como Yashim Salhi, principal sospechoso del atentado de ayer.
Este empleado de una empresa de paquetería, de 35 años y padre de tres hijos, decapitó a Hervé Cornara, su jefe, antes de tratar de hacer saltar por los aíres una planta química de Saint-Quentin-Fallavier, a pocos kilómetros de Lyon, tercera ciudad en importancia del país.
Arrestado cuando trataba de abrir garrafas de acetona para provocar una gran deflagración, Salhi pasó la jornada en dependencias de la Dirección general de seguridad interior (DGSI) de Lyon y se mostró poco cooperativo, según medios locales.
La casa de Salhi fue allanada ayer, pero la policía no encontró en el lugar ni armas ni explosivos, según el diario Le Parisien, al tiempo que la cadena BFMTV aseguró hoy que el arma encontrada en poder del presunto atacante era de juguete.
Asimismo, su esposa y hermana permanecieron detenidas, mientras que un cuarto arrestado fue liberado ayer por la noche.
Los investigadores buscan determinar el móvil del crimen, aunque la hipótesis de un atentado salafista sigue siendo la privilegiada, reportó la agencia de noticias EFE.
Así se desprende del hecho de que Salhi colocó banderolas con inscripciones islamistas junto a la cabeza de la víctima, que colgó en la verja de protección de la planta química que trató de volar. Esta es la primera decapitación registrada en Francia.
Según la cadena M6, Salhi se hizo un "selfie" (autofoto) con la cabeza de la víctima que envió por el servicio de mensajeria WhatsApp a un número canadiense, posiblemente ubicado en Siria.
Por ahora, el ataque no fue reivindicado, sin embargo, la presencia de banderas donde estaban escritas los textos de prefesión islámica rodeando la cabeza de la victima sobre la reja perimetral de la fabrica, recuerda a la puesta en escena del Estado Islámico (EI), que ayer se adjudicó la autoría del atentado en Túnez.
Además, los investigadores franceses intentan determinar si Salhi se apoyó en eventuales cómplices, en Francia o en el extranjero, ya sea en la realización del ataque o en la preparación del mismo.
Los servicios secretos ya habían vigilado a Salhi entre 2006 y 2008 por sus vínculos con medios islamistas radicales, que volvieron a detectar de forma puntual entre 2011 y 2014.
"La sociedad francesa, cuya resistencia esta siendo puesta a prueba, por este nuevo atentado innoble y preocupante debe ser fuerte en sus valores", expresó el primer ministro Manuel Valls ante la prensa al llegar al aeropuerto parisino de Orly, tras haber suspendido ayer su gira a Colombia y Ecuador.
Este nuevo atentado, producido a casi seis meses del ataque a la revista satírica Charlie Hebdo y un supermercado judio, que dejo 20 muertos en París -incluido los tres atacantes-, provocó numerosas críticas al accionar del Gobierno socialista.
"Desde hace semanas venimos pidiendo al Gobierno que tome las medidas indispensables para la protección de nuestros compatriotas", dijo hoy en un acto el ex presidente conservador Nicolas Sarkozy, líder del principal partido de la oposición rebautizado como Los Republicanos.
De su lado, la líder ultraderechista Marine Le Pen denunció hoy que "no se ha hecho nada".
"Todos los extranjeros sospechosos de fundamentalismo islamista deben ser expulsados lo antes posible del territorio", exigió Le Pen en declaraciones a la radio France Inter.
Ajenos a la polémica política, los residentes del barrio de Marrnniers, cerca de Lyon, donde vivía la víctima, guardaron un minuto de silencio en homenaje y recuerdo a un hombre muy implicado en la vida vecinal, puesto que presidía la asociación de vecinos.
Unas 200 personas rindieron homenaje a Hervé Cornara, de 54 años, decapitado ayer, mientras otro homenaje tuvo lugar en la localidad donde se encuentra la industria química atacada.
Entretanto, las autoridades no revelaron detalles de la autopsia realizada hoy a la victima, que deberá determinar si el cuerpo fue decapitado después del deceso del director comercial de la empresa estadounidense Air Products.
Fuente: Télam