Todo se inició luego que el ayuntamiento aprobase por 29 votos a 21 una ley para que la bandera del Reino Unido no flamee en el edificio oficial todo el año, sino solamente en 17 días especiales, como el cumpleaños de la reina Isabel II.
Unos mil unionistas se manifestaron contra la normativa, a la que acusaron de "atacar la identidad cultural", y parte de ese grupo empezó a lanzar botellas y ladrillos a la policía.
Quince efectivos, dos guardias de seguridad y un reportero gráfico resultaron heridos, ninguno de gravedad.
Un vocero de la policía señaló que los manifestantes también intentaron secuestrar un autobús que pasaba por la zona y que atacaron casas en un área llamada Short Strand, en el este de Belfast, donde hay un enclave de republicanos.
Tres personas, dos menores y un joven de 22 años, fueron arrestados.
El ministro principal norirlandés, Peter Robinson, del Partido Unionista Democrático, señaló que "no hay excusa ni justificación para los ataques contra agentes de policía, personal del ayuntamiento y la propiedad".
Sin embargo, agregó que "la decisión de retirar la bandera fue tonta y provocadora y ya había advertencias de la probable repercusión que tendría en las relaciones comunitarias".
Estos enfrentamientos abren las heridas de los más de 30 años de conflicto armado entre los republicanos, los unionistas y el Ejército británico, en la que más de 3 mil personas murieron por lograr la autonomía política o mantener la dependencia de Londres.
La violencia no tuvo descanso desde la década de 1960 hasta la firma del Acuerdo de Viernes Santo, el 10 de abril de 1998, que sentó las bases de un nuevo gobierno, en el cual representantes de ambas religiones comparten el poder.
Fuente: Télam