La violencia se intensificó en Jerusalén este y en la ocupada Cisjordania en las últimas semanas, lo que generó temores a una extendida escalada, aunque por el momento no alcanzó los niveles registrados en el último gran levantamiento palestino (Intifada), entre 2000 y 2005.
Cuatro israelíes fueron asesinados y otros tres resultaron heridos desde el jueves pasado en ataques con cuchillos y en un tiroteo contra un auto atribuidos a atacantes palestinos. La policía israelí mató a dos de los presuntos agresores.
Otros dos palestinos, uno de ellos un chico de 12 años, fueron muertos ayer a tiros por tropas israelíes durante una serie de protestas en Cisjordania, y otros 170 resultaron heridos en incidentes con soldados desde el domingo pasado, según autoridades hospitalarias.
Hoy, Netanyahu visitó el lugar de Cisjordania donde presuntos palestinos mataron a tiros a una pareja de colonos que viajaba en su auto junto a sus cuatro chicos, el jueves pasado, y prometió que su país "romperá esta ola de terror así como rompimos anteriores olas de terror".
El premier nacionalista, que ayer había prometido "mano dura" con los palestinos violentos, dijo también que Israel instalará cámaras de seguridad en las principales rutas de Cisjordania para prevenir nuevos ataques como el de la semana pasada.
Por su parte, el presidente palestino, Mahmud Abbas, manifestó hoy que no tiene interés en que la actual situación de violencia recrudezca hasta llegar a un enfrentamiento bélico con Israel.
"No queremos una escalada militar y de seguridad entre nosotros y los israelíes", dijo hoy Abbas en una reunión del Comité Ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en la ciudad cisjordana de Ramala, informó la agencia de noticias oficial palestina Wafa.
Abbas añadió, sin embargo, que el pueblo palestino "quiere defenderse" y sostuvo que "no somos los que iniciamos" esta nueva ola de violencia.
Con todo, dijo que "Israel debe aceptar nuestra mano tendida para alcanzar una solución política pacífica y no todo lo contrario".
Las demoliciones de hoy siguen una directriz del titular de Defensa, Moshe Yaalon, por la que "personal de seguridad destruyó las residencias de Abu Jamil Jasan Ben Muhamad y Muhamed Naif El-Jabais, y selló un cuarto de la residencia de Muatez Ibrahim Halil Hijazi en Jerusalén", informó el Ejército en un comunicado.
Ben Muhamad llevó a cabo un ataque a una sinagoga del barrio de Har Nof de Jerusalén el pasado noviembre, con el resultado de cuatro civiles muertos, se indicó en la nota, informó la agencia de noticias EFE.
El Jabais, por su parte, es acusado por Israel de asesinar a una persona y herir a otras siete en Jerusalén en agosto de 2014 al atropellar con una excavadora a varios viandantes antes de estrellarse contra un autobús que volcó como consecuencia de un fuerte impacto.
Además, las fuerzas de seguridad israelíes sellaron una habitación de la residencia familiar de Muatez Ibrahim Halil Hijazi, quien en octubre de 2014 trató de asesinar al rabino Yehuda Glick, al que disparó en Jerusalén en cuatro ocasiones a corta distancia antes de darse a la fuga.
El supuesto autor del asesinato fue localizado horas después del ataque y murió por disparos de los agentes israelíes en un barrio aledaño al lugar de los hechos.
Tras una reunión con responsables de seguridad, Netanyahu manifestó esta semana que había dado instrucciones para adoptar "una serie de medidas adicionales, incluidas órdenes de demolición de viviendas de terroristas".
La comunidad internacional ha condenado repetidas veces esta práctica israelí de destruir las casas de palestinos acusados de ataques, por considerarla un "castigo colectivo".
También dispuso ampliar las detenciones administrativas de participantes en disturbios y prohibición a involucrados en instigación a acercarse a la Ciudad Vieja de Jerusalén y al Monte del Templo, como llaman los judíos a la Explanada de las Mezquitas.
Cerca de 10.000 israelíes se manifestaron anoche frente a la residencia del primer ministro para exigirle una respuesta más dura a los ataques palestinos y asesinatos de los últimos días en Jerusalén y Cisjordania.
En tanto, miles de palestinos participaron hoy en el campo de refugiados de Al Aida, al norte de la ciudad cisjordana de Belén, en el funeral del menor de 12 años muerto ayer por fuego del Ejército israelí.
Varias facciones palestinas habían declarado hoy la "jornada de la ira", con protestas en las principales ciudades como reacción a la escalada de la violencia en la zona y a la muerte del menor y de otro joven en la víspera en la ciudad de Tulkarem, en el norte de Cisjordania.
Entre 2.000 y 3.000 personas acudieron al sepelio de Abed Al Rahman Shadi Obeidalah, que arrancó en el campo de Al Aida antes de dirigirse en procesión hasta la principal mezquita y concluir en el cementerio de esta población del distrito belenita.
Asistieron, además de vecinos y familiares, responsables palestinos y miembros de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, facción armada vinculada a Al Fatah.
Fuente: Télam