En el lugar donde se utilizó -por primera vez- una bomba atómica en el mundo se guardó un momento de silencio a las 8:15 de la mañana del sábado, hora en que la bomba fue lanzada por Estados Unidos el 6 de agosto de 1945 en la última etapa de la Segunda Guerra Mundial.
La bomba destruyó gran parte de la ciudad y mató a 140.000 personas. Un segundo bombardeo atómico en Nagasaki el 9 de agosto de ese año mató a decenas de miles más e hizo que Japón se rindiera.
El primer ministro Naoto Kan depositó una corona de flores amarillas en el Parque Memorial de la Paz en Hiroshima y reiteró el compromiso de Japón de nunca repetir los horrores de Hiroshima, cuyo sufrimiento continúa hasta hoy debido a que las enfermedades se han heredado a través de generaciones.
Japón prometió -durante mucho tiempo- no fabricar nunca o poseer armas nucleares, pero adoptó la energía nuclear durante su reconstrucción y modernización después de la Segunda Guerra Mundial.
Multitudes de personas cargando rosarios budistas inclinaron sus cabezas para conmemorar las muertes, mientras pichones eran liberados durante el solemne encuentro que se repite año con año ante el esquelético domo de un edificio que fue destruido por la bomba.
LA SITUACIÓN ACTUAL CON LA PLANTA NUCLEAR DE FUKUSHIMA
En su discurso, el primer ministro también habló de la más reciente catástrofe nuclear de Japón en la planta de Fukushima Dai-ichi, en el noreste del país, donde un masivo tsunami -desatado por el sismo de una magnitud de 9,0 del 11 de marzo- apagó los generadores de respaldo que hacían funcionar los mecanismos de enfriamiento de la instalación.
Kan repitió su compromiso de adoptar energía renovable y confiar menos en la nuclear.
"Japón también está trabajando para revisar desde cero su política energética", aseguró Kan. "Lamento profundamente creer en el mito de la seguridad de la energía nuclear". (El Observador Global)