"Nos esforzamos por recuperar el control de la situación. La electricidad está cortada y la destrucción de las carreteras impide a nuestros vehículos entrar en las zonas afectadas", explicó un responsable de los bomberos de la ciudad de Tanabe, en la prefectura de Wakayama (centro-oeste), la más dañada.
En Nachikatsuura, un puente ferroviario fue arrasado por las aguas, decenas de casas destruidas y autos amontonados contra los muros.
El alcalde de esa localidad, Shinichi Teramoto, de 58 años, pagó un pesado tributo, ya que cuando se encontraba dirigiendo las operaciones de rescate su casa fue sumergida, llevándose a su esposa y su hija de 24 años.
El cuerpo de la joven apareció al día siguiente pero su esposa sigue desaparecida.
"Vi el cuerpo de mi hija. Lo único que pude hacer fue permanecer junto a ella una media hora", dijo Teramoto a la televisión.
"Mientras siga en funciones no puedo mostra mi congoja", agregó. El tifón Talas, que se desplazaba lentamente, a unos 10 km por hora, hizo caer tanta agua en un pueblo de la prefectura de Nara (centro-oeste) en cuatro días como toda la que cae en Tokio en un año.
Centenas de personas seguían refugiadas en los centros de evacuación, en particular en las prefecturas de Wakayama y Nara.
Desde el domingo, este tifón procedente del Pacífico abandonó el archipiélago y avanzaba por el mar de Japón. Sin embargo, las lluvias y el viento siguen siendo fuertes tras su paso, dificultando las tareas de rescate.
El desastre sobrevino al día siguiente de la llegada al poder del nuevo gobierno de centro-izquierda de Yoshihiko Noda. Su equipo sucede al de Naoto Kan, muy criticado por su gestión del sismo y el tsunami del 11 de marzo.
"Haremos lo máximo para salvar vidas y encontrar a los desaparecidos", declaró Noda este lunes por la mañana ante la prensa.
Fuente: 26noticias.com.ar