Tembloroso pero visiblemente animado, el pontífice, de 82 años, leyó lentamente un discurso y permaneció unos 20 minutos con los fieles.
Juan Pablo II improvisó algunas bromas en español y polaco y agradeció una por una a las niñas de Castelgandolfo, que le regalaron canastas de frutas.
El Papa anunció que consagrará a sus viajes a México y Guatemala la audiencia general del próximo miércoles, y recordó su encuentro con los jóvenes en Toronto, Canadá.