Previamente, el gobierno norcoreano había amenazado con lanzar un ataque nuclear preventivo contra Estados Unidos y Seúl, si el Consejo de Seguridad adoptaba dicha decisión.
Por el momento, todo parece indicar que es una advertencia más de Corea del Norte, un país empobrecido que tiene el raro privilegio de formar parte del exclusivo club de estados con bombas atómicas junto a Estados Unidos, China, Rusia, Francia, Reino Unido, India, Pakistán e Israel.
De todos modos, la cuarta resolución contra Pyongyang del Consejo de Seguridad (aprobada por 15-0, con el apoyo de China) sanciona por primera vez las supuestas actividades ilícitas del personal diplomático norcoreano, las relaciones exteriores de sus bancos y las posibles "transferencias ilícitas" de dinero en efectivo.
Y además endurece las restricciones de viaje a sus funcionarios, los cuales pueden ser expulsados de sus respectivos países, entre otras medidas.
El nuevo líder norcoreano parece haber ganado cierto prestigio entre los sectores duros que retienen el poder del norte de la península frente a los moderados que buscan acercarse a Occidente, después del exitoso ensayo nuclear del 12 de febrero, que tuvo una magnitud de 4,9 en la escala de Ritcher.
Es obvio, sin embargo, que el poderío nuclear de Norcorea preocupa a Occidente.
Pero a diferencia de otros países como Irán, que trata de desarrollar un programa atómico, que según Estados Unidos e Israel tiene fines militares, Pyongyang posee ya diez bombas atómicas, según la ONG Federación de Cientistas Estadounidenses.
Antes de que se conocieran las sanciones del Consejo de Seguridad, un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores Norcoreano afirmó: "Puesto que Estados Unidos se dispone a desatar una guerra nuclear, nuestras fuerzas armadas revolucionarias se reservan el derecho de lanzar un ataque nuclear preventivo para destruir los bastiones agresores y defender a nuestro país".
También Norcorea prometió anular el próximo lunes "todos los acuerdos de no agresión alcanzados" entre el Norte y el Sur, firmados tras el conflicto bélico mantenido entre 1950-1953, por lo que técnicamente ambos países continúan en guerra.
La advertencia fue tomada con tranquilidad por la Casa Blanca, que aseguró que es capaz de defenderse de un ataque de misiles de ese país. Estados Unidos tiene 28.500 soldados en Seúl.
Algunos analistas señalaron que si Norcorea lanzará un ataque sobre Estados Unidos sería suicida para Pyongyang, pero funcionarios en Seúl temen que el gobierno norcoreano intente un ataque contra la presidenta, Park Geun-hye, de 61 años, quien asumió su cargo hace dos semanas.
Los dos países mantienen una línea de fuego de artillería después de que Norcorea lanzara un ataque contra una isla fronteriza surcoreana en 2010. En el mismo año, un total de 46 marineros surcoreanos murieron cuando su nave se hundió tras una explosión probada aparentemente con un torpedo, por la cual Seúl culpó a Corea del Norte.
El martes pasado, Pyongyang advirtió que podría usar "más ligeras y más pequeñas" armas contra sus enemigos. El mensaje fue leído en la televisión norcoreana por el general Kim Yong-chol, jefe de la inteligencia militar, que según sospecha Seúl estuvo involucrado en los ataques de 2010, informó el diario The New York Times.
Algunos analista temen que el joven Kim Jong-un quiera ganar sus credenciales como nuevo líder, mediante un ataque contra su hermano del sur.
Para Aidanh Foster-Carter, del diario británico The Guardian, el joven Kim -un amante de las bandas de heavy metal- "no sabe lo que está buscando".
"(La presidenta) Park Geun-hye visitó Pyongyang y cenó con Kim. Ella había prometido construir ´la confianza política´ con el Norte, lo que sonaba como un alumbramiento reducido. ¿Por qué entonces Kim Jong-un la saluda con una prueba nuclear y luego hace amenazas espeluznantes?", señaló en un artículo.
Kim, de 30 años de edad, heredó el poder al morir su padre, Kim Jong-il, en diciembre pasado, en una sucesión que incluyó en julio su nombramiento como mariscal de uno de los ejércitos más poderosos del mundo, con 1,2 millones de soldados.
Apasionado por el básquetbol, el nuevo líder norcoreano recibió a fines de febrero en Pyongyang al basquetbolista estadounidense Dennis Rodman. La ex estrella de la NBA fue a grabar un documental con el equipo de los legendarios Harlem Globetrotters.
"Yo le dije que a (el presidente estadounidense, Barack) Obama le encanta también el básquetbol. Vamos a empezar por ahí", comentó Rodman en declaraciones a la cadena ABC a principios de marzo.
Rodman, quien asistió a una cena con el líder norcoreano y su esposa, dijo que Kim le aseguró que "no deseaba hacer la guerra".
Fuente: Télam