El premier húngaro, de visita en Bruselas, sostuvo ayer que Hungría tiene derecho a decidir que no quiere un gran número de musulmanes en su territorio e insistió en que "la única respuesta" a la crisis migratoria en Europa es reforzar las fronteras.
Asimismo, hace dos semanas, el vocero de la Cancillería eslovaca, Ivan Metik, había expresado su deseo de "ayudar a Europa con su problema de refugiados", aunque precisó que ellos podrían "aceptar a unos 800 musulmanes" pero no sabía como se integrarían debido que en el país no hay mezquitas.
Orban mantuvo hoy su linea marcadamente nacionalista y anti refugiados y advirtió que si no se protegen las fronteras podrían llegar al continente decenas de millones de refugiados.
Hungría ha recibido en los últimos días numerosas críticas por su gestión de la crisis, entre otras cosas, por levantar una valla en su frontera con Serbia y bloquear el paso de refugiados que quieren atravesar su territorio rumbo a otros Estados.
Desde Ginebra, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur), Antonio Guterres, alertó hoy que es necesario crear 200.000 plazas para reubicar a los refugiados que están llegando a Europa, 50.000 más de las que la Comisión Europea (CE) pedirá a los Estados miembros que se repartan y de las que ya se han prometido.
En medio de un movimiento migratorio que tiende a acelerarse, el Acnur reveló que sólo ayer 5.600 personas cruzaron la frontera de Grecia hacia Macedonia y que hasta un millar de ellas eran menores que viajaban solos, lo que representa un récord para un solo día.
Los refugiados sirios representan hasta el 80% de las personas que desembarcan en Grecia y de ellos la mitad últimamente son mujeres y niños, consignó la agencia de noticias EFE.
"Hace algunos meses sólo veíamos hombres jóvenes cruzando, ahora observamos que aumentan las mujeres y niños. Parece que los hombres han abierto la puerta y ahora les piden a sus familias que se reúnan con ellos", explicó el representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en Macedonia, Bertrand Desmoulin.
En tanto, las agencias humanitarias creen que el enorme flujo de refugiados se debe a que la situación en Siria, que se desangra desde 2011 por la guerra civil y por la irrupción, más tarde, de grupos yihadistas como el Estado islámico, se ha hecho insostenible.
Siria es escenario de un conflicto armado que comenzó en el marco de la Primavera Árabe pero que con el correr de los días y a causa de la represión se convirtió en una guerra cuyo fin no parece avecinarse.
Los rebeldes que combaten para derrocar al presidente, Bashar Al Assad, han sido sistemáticamente apoyados y financiados por Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Turquía, Arabia Saudita y Qatar.
Para Melisa Flemming, vocera de Acnur, mucha gente en Siria esperó a que colapsara la situación, primero se alojaron en campamentos pero al advertir que el fin de la guerra no se avecina, huyeron hacia Europa.
Al principio se trasladaron hacia Turquía, pero la situación allí se ha deteriorado en el último año debido al inmenso flujo de personas y su capacidad ha quedado rebasada.
Para afrontar la peor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial, Guterres, insistió en que se debe poner a funcionar un mecanismo de registro y asistencia eficiente en los tres principales países que los refugiados utilizan como entrada a la Unión Europea (Grecia, Italia y Hungría).
Guterres consideró que en las circunstancias actuales "sería muy difícil para los líderes políticos rechazar un programa de reubicación que es evidentemente necesario", y subrayó que el fracaso del continente en dar una respuesta común a la crisis solo ha beneficiado a las redes de traficantes de personas.
Fuente: Télam