Bolivia transcurrió la jornada de este viernes en tensa calma, mientras la policía, que puso fin a sus protestas, volvió a patrullar las calles luego de dos días de violentos disturbios, represión militar y saqueos que causaron al menos 24 muertos y más de 100 heridos.
Los incidentes comenzaron cuando policías y estudiantes chocaron contra militares, en una protesta por la intención -finalmente frustrada- del gobierno boliviano de reducir los salarios en un 12 por ciento.
Sánchez de Lozada proclamó la vuelta a la tranquilidad, juró no permitir la violencia, sintetizó lo ocurrido en lo que llamó "un esfuerzo planificado para desestabilizar a la democracia".