Sin embargo, el Partido Nacional Escocés (SNP), del ministro principal Alex Salmond, confía en un cabeza a cabeza y hasta se animó a prever una victoria cerrada del 44% a favor de la separación y un 43% en contra.
Ambas partes saben que la clave está en el enorme porcentaje de personas que aún no definieron su voto, y sobre ellos comenzó una intensa campaña que los enfrenta en temas como la crisis y el ajuste en beneficios sociales.
El mayor argumento del gobierno central en Westminster es poner en duda la estabilidad de una Escocia independiente, en un contexto en el que el centro y sur de Inglaterra viven una recuperación económica a una velocidad mucho mayor que sus vecinos del Norte.
El ministro de Economía británico, George Osborne, señaló incluso que no aceptarían un acuerdo para mantener la unión monetaria, lo que implicaría para Escocia una salida de la libra y una caída en el comercio bilateral.
No obstante, el SNP, comandado por Salmond, sostuvo que Londres "frena su potencial" económico con las políticas de ajuste, que produjeron una pérdida de 19.000 puestos de trabajo.
En ese marco, Escocia aseguró que puede tener un futuro próspero si logra mayores competencias para manejar los ingresos de los servicios financieros, el turismo y, sobre todo, del petróleo del Mar del Norte.
Salmond intentará probar esos beneficios con la publicación del Libro Blanco, una hoja de ruta que tendrá que despejar las dudas que tienen muchos votantes en temas de defensa y política exterior, como qué pasará con las membresías en la Organización Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la Unión Europea (UE).
El Parlamento escocés adelantó también que sueña con un país sin armamento nuclear, lo que generó una incertidumbre sobre la base que está en la zona de Clyde, oeste de su territorio.
Para Londres ese cuartel es clave, ya que allí están los submarinos Trident, pilares del programa de defensa que se estima maneja unas 220 bombas con una capacidad destructiva ocho veces superior a Hiroshima.
Otra vez el argumento de Westminster fue económico e indicó que el cierre de la base implicará la pérdida de más de 8.000 trabajos para los escoceses.
A mediados de octubre del 2012, el primer ministro británico David Cameron, y Salmond firmaron el acuerdo por el cual Escocia mantendrá el referendo por su independencia.
La consulta tendrá una sola pregunta y podrán participar los jóvenes de 16 y 17 años.
La independencia cortaría la unión con Inglaterra, firmada en 1707, y sería el desmembramiento más importante en el Reino Unido desde la separación de la actual República de Irlanda en 1919, y la caída del Imperio con los procesos de descolonización tras la Segunda Guerra Mundial.
Fuente: Télam