En 1961, el gobierno lanzó una operación militar de miles de hombres para reponer la soberanía del Estado en las regiones que, desde Bogotá, se consideraban "repúblicas independientes" en manos de campesinos levantados en armas.
Los campesinos resistieron cuanto pudieron el embate, en clara minoría numérica, y consiguieron escapar a las montañas. Allí Pedro Antonio Marín, alias Manuel Marulanda o "Tirofijo" y el líder comunista Jacobo Arenas fundaron el 27 de mayo de 1964 una guerrilla llamada Bloque Sur, que dos años más tarde adoptó el nombre de Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), inspirado en las ideas del marxismo-leninismo y de Simón Bolívar.
Ambos grupos, que se constituyeron al mismo tiempo, por razones comunes y con objetivos similares, pocas veces coincidieron en intereses
Las FARC forjaron una historia de lucha a favor de los oprimidos, pero con los años incorporaron también al menú el secuestro, el narcotráfico y la muerte, con una guerra que se diversificó por la aparición del fenómeno del paramilitarismo, que en muchas ocasiones actuó coordinadamente con las fuerzas regulares del Estado colombiano.
Políticos, como la excandidata presidencial Ingrid Betancourt y su compañera Clara Rojas, gobernadores, diputados, contratistas estadounidenses del Pentágono, policías, militares y civiles sumaron varios miles de cautivos durante años en las selvas de Colombia.
En sus mejores momentos, a finales de los 90, las FARC llegaron a contar con unos 20 mil hombres armados y el objetivo insurgente llegó a parecer posible. Las FARC alcanzaron a cercar Bogotá, y tomaron pueblos y ciudades enteras, incluso capitales de departamento, como Mitú, en el Vaupés.
Entre 1998 y 2002, durante el Gobierno de Andrés Pastrana, se celebraron las negociaciones más largas con esa guerrilla, en el Caguán, que terminaron en un rotundo fracaso cuando las FARC secuestraron un avión en el que viajaba un senador.
Desde el gobierno acusaron a las FARC de utilizar las negociaciones y la zona desmilitarizada que les habían concedido para rearmarse y engrosar sus filas.
Así llegó al poder Álvaro Uribe, en 2002, con su Política de Seguridad Democrática y la implementación del Plan Colombia, por el que el gobierno estadounidense aportó 8.000 millones de dólares en ayuda para combatir a las guerrillas y el narcotráfico y la modernización de las Fuerzas Armadas.
Las FARC no tuvieron otra opción que replegarse a zonas aisladas, con su tropa reducida a unos 8.000 guerrilleros. Frente a esto, se vieron ante la disyuntiva de reconvertirse o condenarse a la desaparición por goteo o, peor aún, a transgredir su propio ideario a cambio de la subsistencia superestructural.
Así, luego de meses de negociaciones secretas, las FARC iniciaron en 2012 un diálogo de paz con el Gobierno de Juan Manuel Santos en Cuba que, a dos semanas de su 50 aniversario, había cerrado tres acuerdos con el Gobierno relativos al problema de la tierra, participación política y drogas con el ánimo de poner cuanto antes fin al largo conflicto armado.
Ocho días más tarde de la fundación de las FARC, el 4 de julio de 1964, 16 militantes comunistas inspirados en la Revolución Cubana organizaron una protesta en el municipio de San Vicente de Chucurí, en las montañas de Santander, y fundaron el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
El sacerdote católico y sociólogo Camilo Torres, uno de los fundadores del ELN, murió en el primer combate contra el Ejército y se convirtió en un símbolo de esa organización insurgente.
Ambos grupos, que se constituyeron al mismo tiempo, por razones comunes y con objetivos similares, pocas veces coincidieron en intereses.
Pero hoy están más unidos que nunca frente a las ofensivas militares y, sobre todo, en busca de acuerdos con el Gobierno que les permitan dejar las armas y reconvertirse en una propuesta política.
De hecho, hace pocos días emitieron un inédito comunicado conjunto para anunciar una cese el fuego unilateral del 20 al 28 de mayo, para no perjudicar las elecciones presidenciales en las que el presidente Juan Manuel Santos, factotum de las negociaciones de paz con las FARC, busca su reelección.
El ELN, los "Elenos", no consiguieron sentarse aún a una mesa de conversaciones, a pesar de que han hecho varias propuestas, desde sumarse a los diálogos de La Habana a abrir una negociación propia, donde aparece como probable la figura del presidente de Uruguay, José Mujica, como mediador.
El repliegue por el Plan Colombia también afectó al ELN, la segunda guerrilla colombiana, que hoy cuenta con unos 1.500 miembros y se ha sostenido en buena media por el apoyo universitario. Además, tienen una estructura mucho más verticalista que las FARC.
Los "elenos" siempre tuvieron como objetivo a los recursos naturales. Centraron sus ataques en las petroleras y mineras con la voladura de gasoductos y torres de energía, pero también recurrieron a secuestros para financiarse y con fines políticos.
Fuente: Télam