Las víctimas de este año, que suman 10.035, equivalen prácticamente al total de muertes violentas sucedidas durante la presidencia de Vicente Fox, entre el 2000 y el 2006.
Los números muestran que Chihuahua, el estado fronterizo con los Estados Unidos, es el más violento con 2.797 crímenes desde enero, la mayoría en Ciudad Juárez, seguido por Sinaloa, en la costa del Pacífico, con 1.795 asesinatos. Ambos han sido los escenarios predominantes en los enfrentamientos entre los dos cárteles más poderosos, el del Golfo y Los Zetas. Yucatán es el único que no registró "ejecuciones", como se conoce popularmente en México a los asesinatos cometidos por el crimen organizado.
Del total de víctimas, 637 son policías, 52 militares y 276 jóvenes menores de 18 años. Además, 798 muertes estuvieron precedidas por hechos de tortura y otras 326 correspondieron a decapitaciones.
Ante esa situación, algunos sectores han propuesto la legalización de las drogas (ver nota relacionada) como una alternativa de lucha contra el narcotráfico a partir de la salud pública y no de los métodos coercitivos. Sin embargo, el presidente Calderón sostiene que esa decisión no pondrá fin a la violencia, ya que la mayoría de los cárteles diversificaron sus actividades (ver nota relacionada) y se dedican también a delitos como el secuestro y la extorsión.
Fuente: Infobae