A inicios de los 90 también se desmovilizaron organizaciones armadas menores: el Partido Revolucionario de los Trabajadores, el Movimiento Armado Quintín Lame (indígena), la Corriente de Renovación Socialista, el Frente Francisco Garnica, los Comandos Ernesto Rojas y las Milicias Independientes de Medellín y del Valle del Aburrá.
Esos grupos tenían alrededor de 6.000 combatientes que se reinsertaron a la sociedad e incluso a la vida política, y un ejemplo significativo fue el M-19, que participó, ya como partido, en la redacción de la Constitución de 1991, reseñaron distintos sitios web noticiosos colombianos.
Años después, en 2006 y en virtud de un acuerdo con el gobierno del presidente Alvaro Uribe, unos 31.000 paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) se desmovilizaron con resultados dispares, ya que sus líderes fueron extraditados a Estados Unidos y la mayoría de sus bases y mandos medios se incorporaron a las nuevas bandas criminales dedicadas al narcotráfico.
Ahora, el presidente Juan Manuel Santos busca un acuerdo definitivo con la principal organización guerrillera: las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), con la que en dos ocasiones, durante los gobiernos de Belisario Betancur (1982-86) y Andrés Pastrana (1998-2002), se intentó, sin éxito, la paz en negociaciones formales.
Las esperanzas están puestas en que a lo largo de este proceso se sume el Ejército de Liberación Nacional (ELN), el segundo grupo en importancia, que expresó públicamente su intención de formar parte de la negociación.
El primer diálogo formal con las FARC comenzó a inicios de los 80 en Casa Verde, en plena selva y donde estaba la base de su Secretariado o mando central, y avanzó hasta la declaración de un alto el fuego y el nacimiento de un partido: la Unión Patriótica.
Esta formación concurrió con algún éxito a comicios locales, legislativos y presidenciales, pero muchos de sus líderes y militantes, más de 3.000, fueron asesinados en una campaña atribuida a paramilitares y militares.
Aquella negociación con las FARC terminó en fracaso en 1987, año en el que ese grupo constituyó, junto a otros insurgentes, la Coordinadora Nacional Guerrillera Simón Bolívar, que celebró en 1991 negociaciones en grupo con el gobierno de César Gaviria (1990-94) en Caracas y Tlaxcala (México).
El M-19 ya había optado por la desmovilización y en 1990 se presentó a las elecciones y obtuvo 12,5 por ciento de los votos, un camino político que recibió un revés cuando perdió a su máximo líder y candidato presidencial, Carlos Pizarro, asesinado semanas antes de aquellos comicios.
Las FARC llegaron a un segundo proceso formal de paz con el gobierno de Pastrana, quien mantuvo otro diálogo paralelo con el ELN, ambos fracasados.
En el caso de las negociaciones con las FARC, el presidente debió afrontar incluso resistencias internas por su decisión de asignar para las conversaciones una amplia región desmilitarizada en la región de El Caguán, zona que finalmente la insurgencia tomó para sí.
Tras el fracaso de esas conversaciones, las FARC sacudieron al mundo llevando a cabo el secuestro de la entonces candidata presidencial Ingrid Betancourt, en 2002.
Fuente: Télam