El analista Denis Bauchard, especialista en Medio Oriente en el Instituto Francés de Relaciones Internacionales, dijo a Télam que "la estrategia de inversiones está marcada por una voluntad de poder político. Qatar invierte fuerte en Francia para asegurarse visibilidad y prestigio, y al mismo tiempo compromete nuestra diplomacia".
Recibido como "un amigo" por el ex presidente conservador Nicolas Sarkozy en 2007, el emir de Qatar, Hamad ben Khalifa al-Thani, continua siendo un socio comercial y diplomático privilegiado del actual presidente frencés, el socialista Francois Hollande.
En los últimos cinco años, Qatar adquirió partes del capital de numerosas empresas francesas: Lagardere (12.8%), Vinci (5.6%), Veolia (5%), Total (3%), Vivendi (2%) y LVMH (1%).
Pero es en el mercado inmobiliario donde sus fastuosas compras de hoteles míticos, palacios en París, Cannes o Lyon, o gigantescos locales en la parisina avenida Champs-Elysées llaman la atención de la prensa, que recuerda el decreto de Sarkozy de 2008 donde benefició a las inversores qataríes que escogen el sector inmobiliario, que goza de importantes beneficios impositivos.
La oferta realizada la semana pasada por dos qataríes para comprar las reconocidas Galerias Printemps, uno de los centros comerciales mas importantes de Francia, por 2.000 millones de euros, volvió a sorprender a los franceses.
La visibilidad internacional que ofrece el deporte también seduce a los inversores qataríes, quienes dieron un golpe mediático a fines de 2011 al comprar al único equipo de fútbol de la capital francesa, el Paris Saint-Germain (PSG).
Como otros qataríes dueños de clubes de fútbol (los de Manchester City inglés o los españoles Málaga, Racing de Santander y Getafe), los nuevos propietarios del popular PSG enarbolan el ambicioso objetivo de dominar el fútbol europeo en el próximo lustro.
Pero pese a su oneroso presupuesto, el PSG no logró imponerse en el modesto torneo francés.
En la industria de los medios de comunicación, la cadena de TV qatarí Al Jazira lanzó el año pasado una versión francesa de Al Jazira Sport, BeIN Sport, que con un precio de abono deliberadamente bajo y la adquisición a precios récords de los derechos de transmisión mermó la posición dominante de Canal + en el mercado televisivo deportivo.
"La bulimia qatarí alcanza también el marcado del arte", titula un artículo el semanario Le Courrier International, detallando que en los últimos seis años el emirato gastó mas de 300 millones de euros en obras de arte.
Protectorado británico hasta 1971, Qatar realiza el 10% de sus inversiones en Francia, solo superado por el Reino Unido (27%).
Una de las inversiones más curiosas de Qatar en Francia, y que generó numerosas voces discordantes, es la participación del emirato en la financiación de un plan lanzado por el gobierno socialista de crear un fondo de inversión para los medianos emprendedores en los suburbios de las grandes ciudades galas.
Esta sucesión de inversiones qataríes en la segunda potencia europea despierta interrogaciones en la clase política.
Para la ultraderechista Marine Le Pen, Qatar es "un caballo de Troya del islamismo", mientras que el líder de extrema izquierda Jean-Luc Mélenchon denuncia "una colonización a base de dinero".
"Oficialmente Qatar es un amigo, pero a este nivel de amistad es indudable que el doble juego existe", afirmó hoy el diputado conservador Lionnel Luca al diario Le Figaro, y reclamó una investigación parlamentaria "para saber si el dinero que sale de Francia sirve para financiar a personas que atentan contra los intereses franceses en Mali o Túnez".
"Oficialmente Qatar es un amigo, pero a este nivel de amistad es indudable que el doble juego existe"Lionnel Luca
Uno de los pocos socialistas en apoyar la solicitud de investigación parlamentaria fue Julien Dray.
"Quiero entender por qué alguien invierte tanto. Yo no soy de esos que dicen que el dinero no tiene olor", aseguró el diputado del PS a la radio France Info.
En contrapartida, las multinacionales francesas (Total, GDF-Suez, Air Liquide, Technip, Vinci, Bouygues) obtienen importantes contratos en Qatar de cara a la Copa del Mundo de fútbol que el emirato organizará en 2022, beneficiado de una decisión de la FIFA no exenta de polémicas y acusaciones de sobornos al otorgar la organización a un país que no posee tradición, competencia ni seleccionado de fútbol.
Qatar, que cuenta con una base estadounidense en su territorio y tiene relaciones con países tan diversos como Arabia Saudita, Israel o Irán, comienza a tener una influencia geopolítica importante especialmente luego de la Primavera Arabe y de la revuelta en Libia.
El emirato sunnita apoyó con dinero y armamento a los insurgentes libios, sirios y yemenistas, pero en el mundo árabe desconfían de sus iniciativas.
Para el escritor palestino Hassan Khader, los frescos de Qatar son un síntoma de la decadencia del mundo árabe.
"En los últimos tiempos, Qatar medió en varios conflictos como el de Libia, pero al mismo tiempo armaba a los rebeldes", estimó Khader en una columna en el diario Al-Ayyam de Ramallah retomada la semana pasada por el diario galo Libération.
"La locura de grandeza de Qatar muestra la decadencia del mundo árabe, especialmente por el retroceso de los viejos centros de la civilización árabe, Bagdad, El Cairo, Damasco y Bayreuth", agregó.
Fuente: Télam