Sin embargo, la declaración final de la cumbre apenas dejó plasmado el conflicto ya que los países iberoamericanos se comprometieron a apoyar políticas de crecimiento "concientes de las limitaciones" de la política de austeridad fiscal.
La crisis económica fue el eje del encuentro de dos días en la sureña ciudad portuaria de Cádiz, donde España buscaba "renovar" su vinculo con los antiguos socios Latinoamericanos, como parte de su estrategia de salida de la recesión.
Defensor a ultranza de la política de austeridad, que elevó la tasa de desempleo de España a niveles inéditos y mantiene el mercado interno deprimido, el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, ve en la pujante América Latina un salvavidas e incluso un trampolín para llegar a Asia.
"España confía en América Latina, siempre lo ha hecho", dijo Rajoy al inaugurar la última jornada de la cumbre, en una intervención en la que también reconoció logros conseguidos por los países de esa región en términos de crecimiento y cohesión social.
Rajoy sostuvo que "España cree en una relación renovada" y, tras reiterar que el compromiso de las empresas española con América Latina es de "permanencia", animó a los latinoamericanos a "aumentar su presencia en España y Europa", el "mayor mercado único del mundo".
En esta estrategia de seducción, Rajoy no se olvidó de reclamar "seguridad jurídica" para las empresas españolas, aunque lo hizo en términos de igualdad.
Pero concientes del nuevo papel que juegan en el escenario global y sin abandonar su compromiso de cooperación en la comunidad Iberoamericana, las principales economías de Latinoamérica no se limitaron a escuchar y agradecer los elogios del presidente español.
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, criticó de forma contundente y clara las políticas de austeridad impulsadas en Europa y que concretamente en España y Portugal están "empeorando la vida de los ciudadanos".
"Sabemos que los impactos de la crisis y las respuestas a ella son diferentes entre los países, lo que lleva a consecuencias distintas, pero el equívoco es pensar que la consolidación fiscal colectiva, simultánea y acelerada sea benéfica y resulte en una solución efectiva", afirmó la mandataria en la sesión plenaria.
Rousseff manifestó que las políticas de ajuste "aunque alejan el quiste de una quiebra financiera, no alejan la desconfianza de los mercados, y aún más importante, no alejan la desconfianza de las poblaciones".
La líder del país motor económico de América Latina remarcó que "la austeridad ni siquiera ha sido capaz de consolidar su objetivo principal, el equilibrio fiscal, pues en virtud del bajo crecimiento y del austero corte de gastos, se asiste ahora al crecimiento de los déficits fiscales y no su reducción".
También el presidente de Ecuador, Rafael Correa, arremetió contra las recetas neoliberales que impulsa Europa: "no ofrecen una salida de la crisis sino que la profundizan", dijo.
"En Latinoamérica fuimos víctimas de la corrupción de los capitales financieros y las políticas de austeridad, que en un contexto de recesión y desempleo sólo profundizan y retrasan la salida de la crisis", indicó.
De hecho, Correa expresó sus diferencias con Enrique Iglesias, Secretario General Iberoamericano, al asegurar que "el FMI fue parte del problema y no de la solución".
En sus diferentes intervenciones durante la cumbre, Iglesias y Rajoy coincidieron en señalar que los países latinoamericanos sortearon la crisis con políticas de austeridad y crecimiento.
El vicepresidente de la Argentina, Amado Boudou, también les recordó que no fue exactamente así. "Nuestra experiencia nos ha enseñado que las políticas de ajuste fiscal van en contra de la recuperación económica, y el riesgo de insistir con recetas que han fracaso es demasiado alto", señaló.
Boudou incluso alertó que "tales políticas de ajuste agravan la situación en los países que las aplican y representan un riesgo para la economía mundial, por la masiva reducción de la demanda global agregada".
En la conferencia de prensa final, una periodista le preguntó a Rajoy sobre las críticas que había formulado la mandataria brasileña, pero el presidente del gobierno salió al paso de forma poco elegante para no abrir un conflicto: "No escuche nada, no se de dónde sacó usted eso", sostuvo al referirse a las críticas a su política de austeridad.
Más allá de esta crucial cuestión, la cumbre dejó abierto el debate sobre la "despenalización de ciertas drogas" y se acordó promover una sesión especial en la Asamblea General de Naciones Unidas para reformular las estrategias de lucha contra el narcotráfico, como planteó México y países centroamericanos.
La reunión también permitió la firma de algunos acuerdos de cooperación con la idea central de que la clave del crecimiento pasa por potenciar a las pequeñas y medianas empresas (pymes), que son las que más trabajo crean.
Entre los acuerdos se destaca la Carta Iberoamericana de las Pymes, para fomentar la competitividad y la calidad y expansión de estas empresas y la Carta de Transparencia Pública, que habla de seguridad jurídica.
"La comunidad Iberoamericana sale favorecida, reforzada", subrayó Rajoy al término del evento, en el que el rey Juan Carlos fue también anfitrión y protagonista, al anunciar que la próxima semana se volverá a operar de la cadera.
Fuente: Télam