En ese sentido, el independentista Oriol Junqueras, el líder de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), gran vencedor de las elecciones catalanas, al situarse como segunda fuerza, exigió a Mas un compromiso explícito de convocar un referendo soberanista y un cambio en las políticas económicas y sociales.
En resumen, pidió el abandono de la política de ajuste aplicada por Mas en Cataluña "en acuerdo con el Partido Popular" de Mariano Rajoy.
Tanto el jefe del Ejecutivo español, como los dirigente del PP, y la prensa afín a la derecha, interpretaron el revés sufrido por Mas como una victoria y dieron por abortado el plan soberanista de Cataluña.
"En mi vida política jamás he visto una operación política tan ruinosa como la de Mas", dijo hoy Rajoy a puerta cerrada ante el Comité Ejecutivo Nacional del derechista Partido Popular (PP), que se reunió en la sede central de la calle Génova de Madrid.
"La operación CiU (Convergencia i Unió) queda ahí para los estudiosos"; "faltó responsabilidad y prudencia", remarcó el jefe del Ejecutivo el día después de los comicios catalanes, según trascendió a la prensa española.
La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, transmitió públicamente el mismo mensaje: "fue un fiasco, un fracaso".
La realidad, sin embargo, es bastante más compleja, puesto que si bien Rajoy puede contar con que Mas quedó debilitado, el frente soberanista es ahora algo más amplio y, lo que es más importante, queda condicionado por ERC.
Las urnas dejaron claro que el giro soberanista fue para Mas un mal negocio, aunque ahora diga que "no se arrepiente" de haberle dado la voz a los catalanes tras justificar el adelanto electoral por la multitudinaria manifestación separatista del 11 de septiembre en Barcelona.
Pero CiU no sólo se quedó lejos de la "mayoría excepcional" -más que absoluta- que Mas se cansó de pedir a los catalanes para alcanzar el horizonte del Estado propio, sino que sufrió un importante retroceso al caer 12 escaños, el peor resultado desde 1980.
Con 50 diputados en un parlamento de 135, CiU venció pero no puede gobernar sola, tiene que pactar, ya que le faltan 18 votos para lograr la investidura y aprobar medidas -había adelantado que habría más recortes- para gestionar la crisis económica.
Ahí entra en juego ERC, la tradicional fuerza independentista, que se benefició del planteamiento plebiscitario de los comicios y logró duplicar escaños -de 10 a 21- desplazando como segunda fuerza a los socialistas, con 20 escaños, y por delante del PP, con 19.
Tras las elecciones, los soberanistas, sumando el ingreso al parlamento con 3 escaños de las CUP (Candidatura d´ Unitat Popular), un partido de la izquierda anticapitalista e independentista, suman 87 escaños, uno más que antes de acudir a las urnas.
Ante el imposibilidad de recurrir al PP, con el que CiU pactó en los últimos dos años -y salvo acuerdo con los socialistas que no está descartado-, la gobernabilidad de Cataluña y el futuro del desafío soberanista estará marcado por las condiciones que imponga ERC.
El secretario general de CiU, Oriol Pujol, reconoció hoy que los resultados dejan a su partido "en manos de Esquerra Republicana".
Después de analizar los resultados electorales con la cúpula de su partido, Mas compareció ante la prensa y dijo que "el mandato de las urnas es que no podemos gobernar solos".
No obstante, abogó por un "gobierno fuerte" con "estabilidad parlamentaria", para seguir adelante con el proyecto soberanista. En ese sentido, dijo que "no se imagina" hablando (pactando) con otras formaciones que no tengan este objetivo en su programa electoral, en clara referencia a ERC.
Fuente: Télam