Menos de 48 horas después de que la policía retornó al caserío de El Mango, en la zona rural de Argelia, donde 60 efectivos fueron desalojados el pasado 23 de junio, se reavivaron la tensión y la polémica.
"Se han instalado donde estaban las garitas, cerca de las casas, en la mitad del pueblo, y eso no fue lo acordado"
Los pobladores volvieron a marchar contra el reasentamiento policial en el caserío, con el apoyo del Escuadrón Antidisturbios, porque se ubicaron en el casco urbano cuando lo acordado era que se dirigieran a un predio municipal, donde hasta hace poco estaba la base del Escuadrón Móvil de Carabineros, adquirido por la alcaldía de Argelia para ser destinado a la construcción de un colegio.
"Vemos que se quedaron aquí otra vez, y se han instalado donde estaban las garitas. Cerca de las casas, en la mitad del pueblo, y eso no fue lo acordado; ellos debían pasar a un terreno que no está tan cerca de las casas", señaló un habitante. La población teme que el reasentamiento policial, pueda volver a provocar el hostigamiento de la guerrilla de las FARC, según el diario bogotano El Tiempo.
En total, en la jurisdicción de Argelia, en los últimos días se aumentó a 800 el número de uniformados, entre Policía y Ejército.
El retorno se hizo con un fuerte dispositivo de seguridad y bajo la amenaza de ataques de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
El avance siguió hasta el pasado sábado, mientras se vislumbraba un acuerdo llegaron a un punto ubicado en la parte alta del municipio. Desde allí, el fin de semana, descendieron hasta el casco urbano.
Ante la destrucción de la antigua sede por los pobladores durante la expulsión de los uniformados, los policías se vieron obligados a permanecer en campamentos.
Según el director del Centro de Recursos para el Análisis del Conflicto (Cerac), Jorge Restrepo, "en los últimos dos años (El Mango) fue atacado más de 20 veces por las FARC.
Por otra parte, el Comando del Ejército de Colombia reiteró hoy que el helicóptero militar atacado por guerrilleros hace una semana en una zona rural del municipio de Teorama, en el departamento de Norte de Santander (noreste) aterrizó en un campo minado con explosivos.
Las circunstancias del suceso se han convertido en un cruce de declaraciones entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que aseguró este sábado haber derribado el aparato, y los militares, que insisten en que este aterrizó en campo minado.
Un comunicado castrense "confirma la información oficial inicial de que el hecho se produjo cuando el helicóptero ya estaba en tierra y desembarcaba personal", lo que "descarta categóricamente" que el helicóptero, tipo Black Hawk, fuera derribado.
No obstante, los militares modifican en parte su versión inicial al indicar que con base en información de inteligencia han determinado que una cuadrilla del ELN es la responsable de los hechos y no de las FARC, como se había sostenido inicialmente.
El punto que no se precisa en el comunicado es el número de muertos en el ataque guerrillero, que según dijo el Ministerio de Defensa en su momento eran cuatro uniformados, en tanto que el grupo armado sostuvo en su comunicado de este sábado que fueron ocho las personas que perdieron la vida, "un cabo primero y siete soldados".
Fuente: Télam