Hijo de campesinos y con escasa educación académica -algo que no le perdonaron en la campaña sus oponentes-, Lula se las ingenió sin embargo para transformarse en el abanderado de los cerca de 100 millones de pobres, los cuales vieron pasar, sin probar bocado, varios años del publicitado desarrollo industrial brasileño.
Nacido en Garanhuns, un poblado del interior del pobrísimo Estado de Pernambuco, Lula hizo cualquier cosa para sobrevivir. Tenía 12 años cuando consiguió un empleo de cadete. A los 14 fue a trabajar en una compañía de grandes almacenes y enseguida pasó a una fábrica de tornillos iniciándose en la carrera metalúrgica tras realizar un curso de tornero mecánico.
Ya en otra fábrica, cuando tenía 19 años, perdió el dedo meñique de la mano izquierda en un accidente de trabajo.
Durante la crisis que se desató después del golpe militar de 1964 trabajó de fábrica en fábrica hasta que en enero de 1966 ingresó a Industrias Villares, una de las principales metalúrgicas del Brasil ubicada en São Bernardo do Campo.
Desde allí construiría su liderazgo. Su hermano Frei Chico lo convenció de que formara parte del sindicato. Fue elegido delegado suplente. En 1972 sus compañeros lo eligieron secretario de Previsión Social del Sindicato de los Metalúrgicos de São Bernardo do Campo e Diadema, y en 1975 fue electo presidente del gremio con el 92 por cietno de los votos. Representaba a cerca de 100 mil trabajadores. En 1978 fue reelecto con el 98 por ciento de los sufragios.
El movimiento de los metalúrgicos paulistas comenzó a ser conocido por su fuerza organizativa cuando 150 mil obreros pararon la producción en reclamo de mejoras en las condiciones laborales, y la dictadura brasileña reaccionó prohibiendo las huelgas por decreto. (Télam-SNI).-