Lula, ganador de las elecciones según encuestas en boca de urna, toma del presidente Fernando Henrique Cardoso el control de la décima economía del mundo, pero también un país con la cuarta peor distribución de renta del planeta, sólo superada por Sierra Leona, República Centroafricana y Swazilandia.
En sus ocho años en el poder, Cardoso controló la inflación, privatizó gigantes empresas estatales, reformó parte de la Asistencia Social y promulgó la Ley de Responsabilidad Fiscal, que puso "en caja" al Estado y controló el déficit público.