Al acto asistieron 17 jefes de estado o de gobierno -entre ellos, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner- y representantes de otros 44 países.
Varios de ellos presenciaron luego el tradicional desfile cívico militar con que los venezolanos conmemoran la destitución del capitán general Vicente Emparan, ocurrida el 19 de abril de 1810 y considerada el primer paso hacia la independencia de este país.
En su discurso inaugural, el presidente que completará hasta el 19 de enero de 2019 el mandato que dejó inconcluso Chávez prometió "hacer una revolución dentro de la revolución" para que "este país se dinamice hacia adelante" y advirtió que va a "cortar las cabezas que haya que cortar para que la salud, la educación y la economía funcionen de verdad".
El jefe del Estado comenzó su discurso saludando "a toda Venezuela, a todos y a todas, sin exclusiones", y más tarde convocó al diálogo "a todo el pueblo, a los hombres y mujeres que por alguna razón votaron contra el candidato de la patria y este proyecto de socialismo".
"Yo les tiendo la mano, quiero dialogar con todos, quiero escuchar sus razones, quiero que nos agarremos las manos, nos miremos a los ojos, nos demos un abrazo; yo estoy dispuesto a conversar con el diablo, que Dios me perdone, y hasta con el nuevo Carmona, para que cese en su intolerancia", dijo.
Desde hace algunos días, Maduro llama "el nuevo Carmona" (por Pedro, aquel empresario que asumió la Presidencia durante el fugaz golpe de estado de 2002) al líder de la oposición, Henrique Carriles Radonski.
Maduro recordó a los siete simpatizantes chavistas y un policía muertos en los disturbios del lunes pasado y prometió que "no va a haber impunidad, aquí va a haber justicia, van a pagar los crímenes los que los incitaron y los que los cometieron, para que no se repitan estos crímenes contra los humildes del pueblo".
En varios momentos evocó a Chávez. "Hay que ver lo que es pararse aquí, con el dolor que tengo en el alma; todos los días me despierto pensando en él y me acuesto pensando en él", confesó.
También dejó entrever que producirá cambios en el gabinete, al agradecer la labor de los actuales ministros -a quienes calificó como "los apóstoles de Chávez"-, revelar que "han puesto su cargo a la orden" y expresar la seguridad de que si alguno de ellos "tiene que ir a nueva trinchera de combate, irá con amor".
Finalmente, Maduro prometió "hacer todo lo que haya que hacer para rectificar lo que haya que rectificar", se reivindicó como "el primer presidente obrero de la historia de este país" y aseguró que asumía el cargo "con coraje, con amor y con deseos de paz".
La ceremonia en la Asamblea no estuvo exenta de tensión: poco después de que Maduro iniciara su discurso, un joven robusto con una campera roja sorteó el anillo de seguridad y llegó corriendo junto al mandatario, a quien le arrebató el micrófono y gritó: "Nicolás, me llamo...", y mencionó un nombre poco audible.
El joven fue reducido y Maduro pidió que el acto continuara, aunque advirtió. "Ha fallado la seguridad absolutamente, me pudieron dar un tiro".
Lejos de allí, resonaron en distintos puntos de Caracas -como casi todos estos días, aunque con menor intensidad y por menos tiempo- cohetazos chavistas y cacerolazos opositores.
La presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Tibisay Lucena, recomendó no crearse "falsas expectativas" sobre el recuento manual de los votos autorizado anoche y Capriles alentó a sus seguidores por Twitter, donde escribió que "este gobierno es un ´mientras tanto´" y "vienen tiempos buenos pronto".
Fuente: Télam