Al verlos, un grupo de palestinos que se encontraba en ese lugar de rezo intentó expulsarlos lanzándoles "piedras, bengalas y fuegos de artificios", según Rosenfeld.
Los policías israelíes reaccionaron inmediatamente tirando abajo la puerta principal de la mezquita y lanzando gases lacrimógenos, granadas de estruendo y balas de goma. Tras una verdadera batalla campal tomaron el control del lugar.
La Media Luna roja local (equivalente a la Cruz Roja en países musulmanes) informó que trató a 110 heridos después de la represión policial y su jefe del servicio de ambulancias, Amin Abu Ghazaleh, denunció ante la prensa que las fuerzas israelíes no dejaron a los paramédicos ingresar a la explanada de las Mezquitas hasta una hora y media después de la represión.
Dentro del complejo de la explanada de las Mezquitas se encuentra la Mezquita de Al Aqsa, la tercera en importancia para el islam en el mundo.
El complejo, reivindicado también por la religión judía como uno de sus lugares sagrados, está ubicado dentro de la Ciudad Vieja de Jerusalén, dentro del territorio que la comunidad internacional reconoce como ocupado ilegalmente por Israel desde 1967.
Además de su significado religioso para los musulmanes y los judíos, el lugar es un símbolo sensible dentro de la historia sangrienta del conflicto entre Israel y Palestina.
Para la mayoría de los palestinos, la decisión en el año 2000 del entonces primer ministro israelí, Ariel Sharon, de entrar a la Explanada de las Mezquitas fue el acto que desató el levantamiento armado en los territorios ocupados conocido como la Segunda Intifada.
Este levantamiento desató una ola de represión masiva de las fuerzas ocupantes sobre la población palestina y una serie de atentados suicidad contra civiles israelíes. Más de 1.000 israelíes fallecieron, mientras los muertos palestinos superaron ampliamente los 4.000.
Fue uno de los períodos más violentos del conflicto y las heridas siguen hoy muy frescas.
La violencia de hoy se registró en la víspera del año nuevo judío o Rosh Hashaná esta noche, una festividad que se prolonga hasta el martes y durante la cual decenas de miles de creyentes acuden a orar al Muro de las Lamentaciones, aledaño al complejo de la Explanada de las Mezquitas en la Ciudad Vieja de Jerusalén.
Israel ha reforzado la seguridad en Jerusalén y limitará durante varios días el acceso a Gaza en coincidencia con la fiesta, una de las más importantes del calendario hebreo.
El presidente palestino, Mahmud Abbas, condenó con vehemencia la represión y la irrupción en la explanada de hoy y a través de su vocero, Nabil Abu Rudaina, manifestó que Jerusalén este y todos los lugares santos musulmanes y cristianos son una "línea roja que no debe ser traspasada".
Jordania, que custodia los lugares santos musulmanes en Jerusalén Este, y Egipto -los dos únicos países árabes que firmaron un acuerdo de paz y reconocen al Estado de Israel-, también condenaron hoy la avanzada policial.
Fuente: Télam