Tras la declaración golpista, los militares rebeldes -los mismos que encabezaron el frustrado golpe de Estado del 12 de abril último- se apostaron en la Plaza Altamira y junto a un número no mayor de mil manifestantes, declararon el lugar como "territorio liberado para la rebelión".
Sin embargo, el grupo castrense no logró inquietar a una sociedad que amaneció como si nada hubiese sucedido y, contrariamente a lo que ellos imaginaban, les dio la espalda en la plaza y se manejó con absoluta normalidad. (Télam-SNI).-