"La situación es sombría y se oscurece cada vez más", declaró el martes a la prensa el jefe de la policía del país, Howard Broad. El primer ministro, John Key, trató de consolar a las familias, que expresan cada vez más su cólera y su frustración debido a la imposibilidad de que los equipos de socorro entren en el yacimiento, impregnado de gases tóxicos.
Ante el Parlamento, el jefe del Gobierno declaró "compartir la impaciencia" de las familias de los mineros, al tiempo de destacar que la situación era "grave".
"Compartimos su frustración. Estamos impacientes de ver llegar al equipo de socorro enviado a la mina, pero nos damos cuenta también que los gases tóxicos y explosivos pueden provocar otras víctimas", declaró Key. "La situación sigue siendo grave".
Desde la explosión de grisú el viernes en la tarde en la mina de carbón de Pike River, en la costa oeste de la Isla de Sur de Nueva Zelanda, ningún contacto ha podido establecerse con los mineros atrapados.
El martes, los socorristas mostraron a las familias y a la prensa las imágenes registradas por las cámaras de vigilancia, las que revelan una explosión larga y muy violenta. Según Laurie Drew, cuyo hijo Zen está entre los desaparecidos, la paciencia de las familias va disminuyendo.
"La pena, la frustración y probablemente la cólera comenzarán realmente a salir si se sigue teniendo el mismo tipo de información que hasta ahora", declaró a Radio New Zealand.
Los socorristas aún no han podido entrar a la mina debido a la presencia de gases. El problema no es tanto lo tóxico de éstos sino lo explosivo, indicó a la prensa Trevor Watts, responsable de los socorros.
En la mañana, la policía había indicado que un robot militar teleguiado enviado al túnel de la mina se había estropeado después de haber recorrido 550 metros, a unos 2 kilómetros del lugar donde se encontrarían los mineros.
Otra mala noticia fue el hecho que un túnel de 15 centímetros de diámetro, cavado paralelamente al socavón de la mina para llegar al lugar donde se encuentran los mineros, topó contra una roca muy dura.
La perforación, que debía terminar el lunes en la noche, se retrasó y sólo acabará el martes en la noche. Una vez terminado el túnel, servirá para hacer pasar una mini-cámara.
Si los mineros consiguieron llegar a uno de los refugios de la mina, disponen de agua y de aire comprimido. Pero el único alimento con que cuentan es el almuerzo que llevaron para su jornada de trabajo.
"Es una situación muy grave y mientras más se prolonga, más disminuyen las esperanzas. Tenemos que ser realistas", declaró el comandante de la policía.
"Consideramos todas las hipótesis, y si una de es que no están vivos, pues nos preparamos", agregó. Los desaparecidos, de edades entre 17 y 62 años, son 24 neocelandeses, dos australianos, dos británicos y un sudafricano.
Fuente: 26noticias.com.ar