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Obama necesita un triunfo que apuntale su gestión

Sus detractores lo dibujan con el bigote de Hitler y hasta lo acusan de socialista. El presidente norteamericano sabe que la reforma del sistema para dar cobertura médica a casi 50 millones de estadounidenses es vital para consolidar su presidencia.
(DIARIOC, 15/08/2009) Alberto Galeano

No se trata sólo de un proyecto que la derecha demoniza, sino que la iniciativa que debe debatir el Congreso tras el descanso estival, es uno de los objetivos lanzados durante su campaña en la que derrotó las políticas neoliberales de George W. Bush.

Una de las críticas más comunes contra la reforma sanitaria es que Obama está buscando implementar "comisiones de la muerte” con burócratas que adoptarían decisiones sobre la vida de ancianos o pacientes seriamente enfermos.

"El proyecto es tan malo que tendría toda clase de imprevisibles consecuencias”, dijo Charles E. Grassley (Iowa), el senador de más alto rango republicano en el Comité de Finanzas, según un informe del diario The Washington Post.

Para el Premio Nobel de Economía, Paul Krugman, Obama debería tener "más claridad y dar explicaciones más concisas sobre su programa de salud", satanizado en algunos debates en los que aparecieron pancartas con la cara del Presidente y un bigote corto, similar al que usaba Adolf Hitler.

En una nota, publicada el viernes en el diario The New York Times, Krugman señala que en la campaña para aprobar el proyecto "sigue desaparecida la pasión para que cada estadounidense tenga el cuidado de su salud, así como la indignación por las mentiras que están sembrando miedo para bloquear dicha meta”.

"Su plan de salud me enferma”, fue otra de las consignas vistas esta semana en los debates públicos, luego de que más de 13 millones de voluntarios -que apoyaron a Obama en las elecciones-, salieran a explicar la reforma de un sistema sanitario que ocupa el número 37 en el mundo, debajo de países más pobres, según informes de prensa.

Los demócratas creen que el proyecto podría poner fin a que los proveedores de seguros nieguen cobertura médica a personas que sufren de cáncer, diabetes o problemas del corazón, en un contexto en el que serán los médicos, y no las empresas aseguradoras, las que adopten las decisiones sobre un paciente.

Las protestan han revivido al opositor Partido Republicano, luego de la derrota en las elecciones del pasado 4 de noviembre, ya que sus partidarios creen que una mayor ingerencia del Estado en la salud conducirá al país al desastre.

Favorecida por la polémica, la ex candidata presidencial republicana, Sarah Palin, no perdió la oportunidad y calificó de "satánico” al plan de Obama en un mensaje en Facebook, y señaló que un grupo de burócratas (en alusión a los paneles o comités de la muerte) "decidirán quién recibirá o no plena cobertura médica”.

No hay dudas de que Obama se juega en esta pulseada mucho más que la aprobación de una reforma sanitaria -que no pudo lograr el ex presidente Bill Clinton en la década del 90-, ya que muchos analistas piensan que si es derrotada su propuesta le costará mucho recuperarse.

Por ese motivo, los demócratas necesitan el apoyo de varios legisladores republicanos para aprobar el proyecto que se encuentra estancado en el Senado, a pesar de que tienen mayoría en ambas cámaras del Congreso.

Aunque en las filas demócratas existen discrepancias sobre el control de los gastos del plan, que costará más de un billón de dólares, la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, confió a la prensa que la iniciativa será finalmente aprobada.

Quizás Obama no previó que su propuesta desataría una polémica de tal magnitud en Estados Unidos, donde su programa de campaña para beneficiar a los sectores más pobres puede ser devorado por la dura realidad que vive el país, asediado por la peor crisis económica desde la Gran Depresión de 1929.

Los analistas recuerdan que el padre de Bush, el ex presidente George H. Bush, dio marcha atrás con su promesa de no aumentar los impuestos en 1988 y, en consecuencia, perdió popularidad para lograr su reelección ante el impetuoso Bill Clinton.


Fuente: Télam

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