"El toque de queda es para la protección de las caravanas militares y se aplica a los caminos. Las tiendas están abiertas", dijo Khan, según indicó la agencia de noticias Europa Press.
Más de 28.000 soldados, ayudados por grupos paramilitares, policías de frontera y voluntarios de las tribus locales que apoyan al ejército, participaban de la ofensiva contra unos 15.000 milicianos talibanes que respondían al ataque, según fuentes citadas por la prensa paquistaní.
El gobierno, con la colaboración de las agencias de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y de organismos no gubernamentales internacionales, armó campos especiales para acoger a refugiados en provincias vecinas.
Según datos del Alto Comisionado Para los Refugiados de la ONU, más de 80.00 civiles dejaron sus viviendas.
La mayor parte de las tropas paquistaníes, con el apoyo de aviones y helicópteros de guerra, se dirigía hacia la zona de Wana, considerada un bastión de los talibanes ligados a la red islamista Al Qaeda.
En esa zona opera la tribu de los Mehsud, cuyo líder, Hakemullah, es el jefe de Therik-e-Taliban Pakistan (Ttp), el grupo al que se le atribuye la última serie de atentados en el país que causaron más de 150 muertos, informó la agencia de noticias Ansa.
Por su parte, el representante de la Cruz Roja en Pakistán, Sebastian Brak, dijo a Télam en conversación telefónica desde Islamabad que el organismo no tiene presencia en Waziristán del Sur.
Además, Brak dijo que el organismo humanitario internacional no esperaba un masivo éxodo de civiles por el simple motivo de que no muchas personas viven en la región.
"Se trata de un territorio recóndito, con una presencia casi nula de instituciones del gobierno central y administrado por clanes tribales. Hace años que no se hace un censo y nadie sabe cuánta gente vive allí exactamente, pero sí que se trata de una región mayormente deshabitada", dijo el representante.
Fuente: Telam