La semana pasada, un abogado chiíta iraquí de 32 años que el diario The Washington Post identifica por su nombre de pila, Mohamed, notó la presencia de una cuarentena de milicianos (fedayines) y agentes de seguridad iraquíes en el hospital de Nasiriya (sudeste de Irak) cuando visitó a su esposa, que trabaja como enfermera.
Curioso, espió por la ventana y vio que una militar estadounidense herida era abofeteada por un iraquí. (Télam).