Así, mientras las autoridades del Servicio Electoral (Servel) comienzan a arbitrar las medidas para enviar las papeletas a los centros de votación de todo el país, militantes de los distintos partidos recorren las calles retirando los carteles de propaganda.
Unos 13 millones de chilenos están habilitados para sufragar el domingo para elegir al nuevo presidente o presidenta, renovar la totalidad de la Cámara de Diputados (120 miembros), algo más de la mitad del Senado (48) y delegados regionales.
Sin embargo, esta será la primera elección presidencial en la que el voto no es obligatorio, por lo cual se estima que la cifra de quienes se presentarían a emitir su sufragio podría rondar los siete millones.
Es por ello que la apelación de ir a votar a una ciudadanía que permaneció apática ante los comicios fue la principal batalla que enfrentaron los distintos candidatos, aún antes de la obvia búsqueda del apoyo para cada uno.
Los mensajes de los actos de cierre de campaña celebrados anoche no fueron la excepción: tanto la opositora y favorita Michelle Bachelet como la oficialista Evelyn Matthei y los otros dos candidatos que parecen disputar el tercero o hasta el segundo lugar, Franco Parisi y Marco Enríquez Ominami, llamaron enfáticamente al pueblo a volcarse a las urnas.
Bachelet convocó a unas 15.000 personas en la Quinta Normal, un popular parque santiaguino, y pidió la asistencia masiva a los centros electorales "para ganar en primera vuelta" porque -dijo- "tenemos muchos que hacer" en esa eventual gestión, que la convertiría en la única mujer en ser reelecta en la presidencia.
Para evitar el balotaje, Bachelet deberá obtener la mitad más uno de los votos emitidos.
Matthei se despidió de la campaña en Chillán, a más de 400 kilómetros al sur de la capital, y puso el acento en marcar lo que considera buenos índices socioeconómicos logrados por el actual gobierno de Sebastián Piñera y compararlos con la gestión de Bachelet, antecesora del mandatario y su principal contendiente.
El independiente Parisi también prefirió cerrar su campaña fuera de Santiago. En Concepción, a 500 kilómetros de aquí, renovó sus críticas a la metodología aplicada por la política tradicional y felicitó a sus seguidores por el esfuerzo hecho durante este tiempo para posicionarlo como tercero o aún segundo y entrando a la segunda vuelta, cosa que él dio por segura.
Enríquez Ominami, del Partido Progresista (PRO), exintegrante de la Concertación que en los comicios de 2009 sacó 20 por ciento de los votos, se mostró como el candidato que pretende reales cambios en la gestión de gobierno, en contraposición de los "casi cambios" que, a su entender, propone Bachelet.
Fuente: Télam