El Ministerio del Interior del país, que alberga bases militares rusas y norteamericanas, dijo que la situación en Osh y Jalalabad era "tensa".
Un testigo de Reuters en Osh señaló que las pandillas habían reanudado hoy los tiroteos contra residentes y viviendas en un área de la ciudad.
El gobierno interino dijo que autoridades de Jalalabad habían hecho un arresto. No reveló la identidad de la persona, pero repitió las acusaciones de que los partidarios del ex presidente Kurmanbek Bakiyev, quien fue derrocado en abril, estaban detrás de la violencia.
Bakiyev, exiliado en Bielorrusia, difundió ayer un comunicado desde allí en el que negó las acusaciones de que estuvo detrás de los violentos choques.
Pero Kubatbek Baibolov, comandante en Jalalabad, sostuvo en comentarios difundidos por televisión que "Esto no es otra cosa que un intento de partidarios y familiares de Bakiyev por llegar al poder".
La violencia étnica entre kirguisos y uzbekos comenzó el jueves y escaló durante el fin de semana. Testigos dijeron que pandillas armadas con rifles automáticos, barras de acero y machetes habían incendiado casas y disparado a residentes que huían.
El gobierno interino de Kirguistán, que asumió el poder en abril, fue incapaz de controlar totalmente el sur del país -que está separado del norte por un cordón montañoso- y pidió el fin de semana a Rusia que envíe tropas.
Los renovados disturbios en Kirguistán provocaron preocupación en Rusia, los Estados Unidos y la vecina China. Washington utiliza una base aérea en Manas -norte del país, a unos 300 kilómetros de Osh- para enviar suministros a sus fuerzas en Afganistán.
Fuente: infobae.com.ar