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Viernes 29 de Marzo de 2024
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Stephane Hessel: el rebelde eterno

El intelectual francés, quien comparó a los indignados europeos con el colapso de Argentina 2001, decía que a veces es necesario gritar para alcanzar "más justicia y más libertad".
Hessel era un anciano de 93 años cuando en 2010 escribió el libro "¡Indígnense!"(o"¡Indignaos!") que se convirtió en un manifiesto para millones de jóvenes que desde Grecia, España y Wall Street -especialmente- llevaron a la práctica sus consignas de "no violencia" contra el sistema capitalista.

El intelectual francés, fallecido el miércoles en París a los 95 años, fue miembro destacado de la resistencia francesa contra los nazis y uno de los redactores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada por la ONU en 1948.

Cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial, Hessel se transformó en un diplomático que defendió los derechos de los inmigrantes y de los indocumentados que llegaban a la Vieja Europa.

"Hessel siempre peleó por sus ideales. Prisionero en los campos de concentración de la Alemania nazi, donde nació, fue miembro de la resistencia francesa, país en el que se crió", dijo a Télam Inés Weinberg de Roca, ex miembro del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia y del ex Tribunal Penal Internacional para Ruanda.

La camarista recordó que "Hessel intervino en la redacción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos como un funcionario joven, pero su carrera diplomática lo llevó nuevamente a las Naciones Unidas como embajador".

"Fue una figura inspiradora, porque durante su larga vida nunca se resignó. La publicación de ´¡Indignaos!´,que nació como una conmemoración de la resistencia francesa, se transformó en la bandera de la resistencia contra las corporaciones financieras", afirmó.

Lector compulsivo de poesía francesa (admiraba a Charles Baudelaire y Arthur Rimbaud, entre otros), y del estadounidense Herman Melville, Hessel había nacido en Berlín el 20 de octubre de 1917, en el seno de una familia judía.

Luego de conocer al artista plástico Marcel Duchamp y a Pablo Piccaso durante su paso por el colegio alsaciano de París, ingresó en la Escuela Normal Superior, donde se graduó en filosofía y en 1937 obtuvo la nacionalidad francesa.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Hessel se sumó a la resistencia francesa en Londres, pero en 1944 ingresó clandestinamente a Francia donde fue detenido por la Gestapo y deportado al campo de concentración de Buchenwald.

Gracias a que cambió su identidad con otro deportado muerto de tifus, logró salvarse de la horca y, finalmente, tras pasar por varios campos de concentración, logró saltar de un tren que lo llevaba a Bergen-Belsen, en Baja Sajonia, Alemania.

Sin resignar a sus principios, Hessel fue funcionario de varios gabinetes socialistas hasta que se jubiló en 1983 pero -de todos modos y a pesar de ello- siguió comprometido con el conflicto árabe-israelí condenando los bombardeos de estos últimos sobre la Franja de Gaza.

La publicación de "Indignaos" no sólo tuvo amplia repercusión en Europa sino también en Latinoamérica, tras la crisis financiera ocurrido en Estados Unidos en 2008.

El libro de Hessel, de 32 páginas, convoca a los jóvenes a inspirarse en el espíritu de la resistencia contra los nazis, para rechazar el "insolente" poder del dinero y de los mercados y defender los "valores sociales de la democracia moderna".

Aunque fue aclamado mundialmente, sus detractores dijeron que la obra era un panfleto pobremente escrito.

"Cuando algo te hace gritar, como yo grité contra el nazismo, uno se convierte en un militante, duro y comprometido. Usted es parte de una gran corriente de la historia… y esa corriente conduce a nosotros hacia más justicia y más libertad. Pero no la incontrolable libertad del zorro en el gallinero", señala en su libro "Indígnense".

En España, especialmente, donde se aplica un severo ajuste económico y social, las ideas de Hessel tomaron fuerza en el movimiento de la "Puerta del Sol" en mayo de 2011.

"El movimiento español intenta reflejar la exasperación creciente, una cólera latente como existe aquí en Francia ante el crecimiento de las injusticias y la desigualdad. Algo como lo que ocurrió en Argentina hace 10 años, cuando la gente salió con sus cacerolas a decir basta a un modo de hacer política y a las políticas que escogían seguir esos gobernantes", dijo Hessel a Télam a fines de mayo de 2011.

Ese año publicó también un libro de entrevistas llamado "¡Comprométanse!" y "¡Exijan!", obra que llama a poner fin a las armas nucleares, en tanto que en 2012 escribió su última obra "¡Declaremos la paz!", basada en conversaciones con el Dalai Lama.

"Nos deja una lección: la de no resignarse ante ninguna injusticia", dijo el presidente de Francia, Françoise Hollande, consternado por su muerte.

Fuente: Télam

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