Según fuentes policiales, al menos 11 rehenes fueron liberados, pero aún sigue habiendo gente dentro de edificio, que alberga al menos 100 negocios y se encuentra en el barrio de mayoría turkmena de la convulsionada ciudad que integra comunidades turkmenas, kurdas y árabes.
Según relato de la policía, un grupo de hombres armados y con cinturones de explosivos irrumpieron en el centro comercial, que se encuentra al lado de una sede policial y es un lugar de encuentro para la clase media y los trabajadores de la industria del petróleo, y tomaron como rehenes a los empleados de las tiendas.
Una vez controlado el edificio, subieron al techo y desde allí dispararon contra las fuerzas de seguridad que intentaban entrar en el centro comercial.
El ministro de Salud provincial adelantó que el saldo de víctimas podría aumentar con el correr de las horas porque el centro comercial Jawaher Mall sigue tomado
De las seis víctimas fatales, seis son miembros de las fuerzas de seguridad, entre ellos un oficial.
El asalto al centro comercial fue un ataque coordinado que no sólo incluyó atacantes suicidas, sino también un coche bomba que explotó frente al shopping una vez que todos los atacantes habían ingresado al edificio.
Las autoridades iraquíes sostienen que la escalada de la violencia en el país se debe al nuevo impulso que la guerra civil en Siria dio a Al Qaeda en la región, sin embargo, Irak tiene un problema sectario propio.
Los ataques sectarios, especialmente de sunnitas contra chiitas escalaron en los últimos meses, sobre todo después de la retirada de las tropas estadounidenses hace un año y medio.
Muchos sunnitas que pertenecían a la elite de poder durante el gobierno del derrocado y asesinado Saddam Hussein, se sienten ahora perjudicados por la actual gestión que conduce el primer ministro chiita, Nuri al Maliki.
En el día de ayer al menos 35 iraquíes murieron como resultado de una nueva jornada marcada por atentados a lo largo y ancho del país.
Un primer atentado dejó diez muertos, entre ellos seis policías, y 17 heridos en la localidad de Tarmiya, situada a unos 25 kilómetros al norte de Bagdad, cuando una persona detonó un cinturón explosivo contra el edificio en el que se encuentran la alcaldía, la comisaría y otras instituciones gubernamentales.
Tras la explosión, individuos armados dispararon contra los guardias de seguridad del edificio y lanzaron proyectiles de mortero, informó la agencia estatal de noticias iraquí, NINA, citada por Europa Press.
En un segundo atentado, 21 personas, entre ellos 20 miembros de las fuerzas de seguridad, murieron y otras 31 resultaron heridas en un ataque contra un edificio administrativo de la Policía en la localidad de Tikrit, cercana a Kirkuk, en el norte del país.
El ataque fue perpetrado con un coche bomba colocado frente a la entrada principal del edificio, tras lo que tres hombres armados irrumpieron en su interior, lo que provocó la respuesta de las fuerzas de seguridad, que asaltaron el edificio.
Los ministerios de Sanidad y Defensa de Irak anunciaron el domingo que la ola de violencia que vive el país dejó, sólo en noviembre, 948 muertos, de los cuales 852 de ellos son civiles.
Fuente: Télam