Pese a que el comunicado de Haqqani difundido en internet buscó traer calma dentro y fuera del grupo islamista, al mismo tiempo se conoció un audio del hermano del fallecido mullah Omar y dirigente talibán, mullah Abdul Manan, en el que desconocía el traspaso de mando.
Según reprodujo el canal de televisión paquistaní Geo Tv, el mullah Manan dijo que su "familia no declaró fidelidad a ningún líder", y recordó que el deseo de su hermano era mantener la unidad del movimiento, según informó la agencia de noticias ANSA.
Además pidió convocar una reunión de líderes religiosos pro talibanes "para encontrar una solución a las diferencias internas y afrontar el desafío del Estado Islámico".
En los últimos meses, aún antes del anuncio de la muerte del mullah Omar, muchos de los mandos medios y milicianos de base rechazaron el diálogo de paz iniciado con el gobierno afgano, heredero de la invasión y ocupación de Estados Unidos, y abandonaron las filas del grupo insurgente.
En todos los casos, los dirigentes y milicianos se unieron al grupo islamista radical en ascenso en ascenso en la región, el Estado Islámico (EI), el mismo grupo que ya controla más de un cuarto de los territorios de Irak y Siria, y una importante ciudad de Libia.
Pese a la tensión que estas salidas provocaron, la figura del mullah Omar seguía unificando a las distintas redes dentro del grupo.
Por eso, fue la decisión de la shura -el gran consejo talibán, integrado por Manan entre otros- de designar a Mansur finalmente desencadenó el quiebre.
El viernes pasado, un grupo de personalidades islamistas influyentes lideradas por el mullah Mohamed Yaqub, hijo del mullah Omar, objetó la elección de Mansur y tras él le siguieron otros dirigentes islamistas. Muchos acusan al nuevo líder de los talibanes de ser un hombre del servicio de inteligencia paquistaní, ISI.
El mullah Omar creó el grupo talibán en 1994 en plena posguerra del conflicto afgano-soviético y gobernó Afganistán con mano de hierro entre 1996 y 2001, año en que la invasión estadounidense acabó con su régimen por dar cobijo a Osama Bin Laden, líder de la red Al Qaeda y el cerebro detrás del atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York en 2001.
Este año, tras más de una década de guerra, la cúpula talibán había aceptado iniciar un diálogo de paz con el gobierno afgano en el territorio vecino de Pakistán, un lugar que supo ser su refugio durante su resistencia contra los soviéticos y, más tarde, los estadounidenses.
Mansur fue uno de los dirigentes talibanes que más apoyó este proceso de paz y, por eso, su elección es una señal de que una parte importante de la shura quiere mantener ese rumbo.
La fecha de la última reunión entre los negociadores talibanes y de Kabul coincidió con el cimbronazo que provocó la noticia de la muerte del mullah Omar, por lo que el gobierno paquistaní anunció que se postergaba.
Aún no se sabe cuándo se retomará el diálogo ni cuáles serán las consecuencias para Afganistán de la desaparición del fundador de los talibanes y de su difícil sucesión.
Fuente: Télam