A su vez, el Movimiento Nacionalista (MHP), a la derecha del oficialismo y más clerical, y el partido Democrático del Pueblo (HDP), amplia alianza de la minoría kurda y la izquierda, ocupan cada uno 80 bancas.
"No son demasiadas las opciones para formar nuevo gobierno", aseguró a Télam desde Estambul el analista Mehmet Ozkan, cercano al oficialismo y que dirige el Centro Internacional para el Terrorismo y Crimen Trasnacional (Utsam).
"Por lo menos uno de los partidos de la oposición puede formar una coalición con el AKP", refirió, planteando que otra alternativa es que "esas tres fuerzas también puedan acordar y dejar afuera al AKP".
No obstante, agregó, "los nacionalistas han dicho que no van a ser parte de un gobierno con los kurdos y la izquierda, quienes a su vez antes y después de las elecciones puntualizaron su negativa a acordar con el oficialismo".
"Tampoco es posible que el oficialismo forme un gobierno con el HDP", agregó.
"Al quedar eliminada la segunda opción quedan las otras dos, pero mucha gente espera que en definitiva el oficialismo forme una coalición con los nacionalistas porque las bases sociales de ambos son más parecidas, comparando con los demás partidos", opinó Ozkan.
Contrariamente a su opinión, en los medios empresariales turcos se pronuncian, en general, a favor de una "gran coalición" entre AKP y CHP, la fórmula que consideran más estable y duradera, según informa la agencia de noticias EFE.
"¿Es posible que un partido gobierne en minoría?", se le preguntó a Ozkan, quien explicó "es muy difícil, el Parlamento siempre puede discutir el voto de confianza respecto a ese gobierno y si algún partido que inicialmente lo acompaña le retirara ese apoyo, indefectiblemente el gobierno caería".
El primer acto para medir la relación de fuerzas y las intenciones de cada sector será el debate del que debe salir el nuevo presidente del Parlamento, proceso que se espera no lleve más de una semana.
Hasta el momento no se prevé que ningún candidato logre los dos tercios de apoyos que se necesitan para la elección en primera o segunda votación, por lo que probablemente haya que esperar a una tercera vuelta.
En ese caso, dos o más partidos podrían consensuar un nombre para su designación con mayoría absoluta. De no ser así, el cargo recaerá en el candidato del AKP, en la cuarta ronda, en la que basta mayoría simple.
Posteriormente, según la Constitución turca, el presidente Erdogan debe invitar al líder de ese partido por tener la más abultada representanción parlamentaria, en este caso el hasta ahora primer ministro Ahmet Davutoglu, a formar gobierno, ardua tarea para la que tiene un máximo de 45 días.
Si el oficialismo no lograra su cometido, Erdogan está obligado a convocar al segundo partido en cantidad de bancas, en este caso los socialdemócratas, formación laicista y secular que es heredera del nacionalismo popular de Mustafá Kemal Ataturk,
liquidador del Imperio Otomano y fundador de la Turquía moderna, que los últimos comicios perdió tres escaños con respecto a los del 2011.
Si esta ingeniería constitucional fracasara, el presidente Erdogan tiene la facultad de llamar nuevamente a las urnas, que legalmente deben realizarse dentro de los 90 días después de ser convocadas.
Mientras tanto, se establecería un gobierno de carácter técnico mientras dure el proceso electoral, y cada partido puede cubrir los cargos ministeriales en forma provisoria según la cantidad de miembros que tiene en el Parlamento, que es unicameral.
Ayer, el mandatario reclamó que se forme cuanto antes un nuevo Gobierno "acorde con la voluntad de mi pueblo y de sus expectativas".
Erdogan, quien postuló en el pasado que quería transformar a Turquía en la "China de Europa", afronta estos días una de sus batallas más duras colocando un interrogante a su sueño imperial de convertirla en la potencia regional desde los Cárpatos al Cáucaso.
Fuente: Télam