De esta manera, se busca descentralizar y simplificar algunos trámites vinculados a la vivienda y autorizar a los trabajadores arrendatarios de casas pertenecientes a entidades del Estado a adquirirlas con trámites más ágiles.
Según el diario Clarín, la medida también busca permitir que las casas de los trabajadores estatales puedan pasar a ser de su propiedad o de sus herederos, con menos trabas burocráticas que hasta ahora.
Con el argumento de querer evitar la especulación inmobiliaria, en Cuba es ilegal la compra y venta de inmuebles y el único trámite legal existente es la "permuta", que permite a los propietarios intercambiar sus casas. La Habana reconoció siempre las pequeñas propiedades previas a la Revolución, pero con la condición de que no se pueden vender.
Una de las medidas tomadas por el Estado cubano hace décadas para resolver el acuciante problema habitacional consiste en arrendar a sus trabajadores más necesitados viviendas que eran propiedad de las empresas o instituciones, a un precio de alrededor de un 50% por debajo del valor real. Después de 20 años, siempre y cuando el trabajador mantenga su vinculación con la empresa estatal, en teoría puede adquirir la propiedad, ya que se estima que ya ha pagado la mitad de su valor.
Sin embargo, el proceso de adquisición de las casas "vinculadas" se volvió caótico debido a la crisis de la construcción, las jubilaciones anticipadas, la burocracia y los fallecimientos de titulares, entre otros obstáculos.
Muchas veces el Estado no contaba con casas para cumplir sus convenios, y necesitaba la que tenía un trabajador para su sucesor en el mismo puesto. La situación se volvía insostenible.
Esta nueva medida, dirigida "a eliminar restricciones y trabas burocráticas que afectan la vida de los cubanos", levanta las prohibiciones de traspaso de estas edificaciones por permutas o herencia a no ser que el inquilino residiera en ella 20 años.
Con un déficit calculado entre 500.000 y 600.000 viviendas, éste es uno de los principales desafíos para el gobierno cubano, encabezado por Raúl Castro (76) luego de que su hermano Fidel (81) renunció por sus problemas de salud a ser reelecto en el cargo que ocupó durante 49 años. En 2005, el gobierno cubano lanzó un plan de construcción anual de 150.000 casas, pero una serie de obstáculos como falta de transporte, escasez de obreros y robo de recursos provocaron atrasos(Telam)