Este nuevo perfil de la pobreza se suma al determinado hace una semana por Cáritas, que marcaba al colectivo de nuevos parados de la construcción, a las mujeres dedicadas al trabajo doméstico y a sus hijos. Y de manera más dramática si se trata de población inmigrante.
El estudio, coordinado por la directora del Instituto de Infancia y Medio Urbano, Carmen Gómez Granell, y dirigido por Pau Marí Close, entiende que pobreza moderada es la de quienes ganan menos del 60 por ciento de lo que se gana de media en el país, es decir, la de quienes perciben menos de 6.860 euros anuales. La pobreza alta se fija en menos de 4.573 euros (40% de la media) y la pobreza extrema es la de quienes ingresan menos de la cuarta parte de la media nacional, es decir, unos 3.219 euros al año.
Con estos parámetros, la investigación concluye que el 19,9 por ciento de los habitantes de España es pobre, es decir, unos nueve millones de personas, y encuentra “cada vez más común” entre el colectivo “la figura de una persona excluida que nunca pensó que lo llegaría a ser”. Se trata, según explicó Gómez Granell, de personas que entran y salen de la exclusión y que, en muchos casos, tienen hijos. En concreto, el estudio afirma que en España hay 1,7 millones de menores en situación de riesgo.
Entre ellos, los más afectados son los hijos de inmigrantes, que presentan tasas que multiplican por dos el índice de pobreza alta entre los españoles; por tres, cuando se trata de pobreza extrema y por siete cuando la carestía es severa. Según los datos recopilados en el informe, el 52 por ciento de los hijos de extranjeros no procedentes de la UE viven en situación de pobreza moderada, mientras que el 32 por ciento y el 28 por ciento padecen los niveles altos y extremos de carestía, respectivamente.
En la mitad de los casos, los niños en situación de pobreza moderada viven en hogares compuestos por dos adultos y dos menores dependientes. También se encuentran en este umbral una de cada cuatro familias numerosas y el seis por ciento de los hogares monoparentales. Cuando se trata de pobreza alta, se acusa especialmente (42%) en las familias de cuatro miembros, mientras que la incidencia es del 23 por ciento cuando hay que mantener a tres o más hijos.
Cuando se trata de los jóvenes de entre 16 y 25 años, la tasa de pobreza se va reduciendo a medida que avanza la edad, hasta situarse en torno al 12 por ciento, que se mantiene estable en la franja de edades comprendida entre los 26 y los 35, tramo que los expertos denominan de “pobreza invisible” porque en el 40 por ciento de los casos, se trata de personas que aún no han abandonado el domicilio familiar. Si estos jóvenes se emancipasen, según ya indicó en enero otro estudio de la misma entidad, el 70 por ciento de ellos viviría en la pobreza.
Fuente. 26noticias.com.ar