Después de ser confinado a su residencia de la Mukata, en Cisjordania, por el gobierno del ex primer ministro israelí, Ariel Sharon, Arafat murió el 11 de noviembre de 2004 en un un hospital de las afueras de París por causas que aún se investigan.
Su viuda Suha Arafat responsabilizó a la cúpula palestina que lo frecuentaba por el supuesto envenenamiento de su marido, mientras que informes difundidos por Rusia y Suiza señalan que el líder palestino no murió por causas naturales, sino que fue envenenado con la sustancia radiactiva polonio. En tanto una comisión palestina acusó directamente a Israel por la muerte del líder histórico de los palestinos.
A lo largo de su agitada vida, Arafat cosechó admiración por parte de los palestinos, pero también el rechazo más visceral por parte de los israelíes, muchos de los cuales lo consideraban un "terrorista".
Para Adrian Zarrilli, investigador del Consejo de Investigaciones Científicas (Conicet) y doctor de Historia en la Universidad Nacional de Quilmes, Arafat es una figura bastante controversial.
"Luego de los Acuerdos de Oslo, Arafat terminó siendo una figura moderada, en el mejor sentido de la palabra, que hoy es reivindicada. Sus propios enemigos elogian ahora cierta moderación de Arafat, pues representó el ala más razonable de todo el arco palestino", dijo Zarrilli a Télam.
Galardonado con el Premio Nobel de la Paz junto con el asesinado ex primer ministro israelí, Isaac Rabin, por la responsabilidad que ambos tuvieron en la redacción de los Acuerdos de Oslo, Arafat ganó las elecciones legislativas en 1996 con el 88,8 por ciento de los votos.
Para algunos analistas, su gobierno estuvo signado por la corrupción con la que manejó las ayudas financieras que recibía del extranjero, especialmente de Europa, lo que derivó luego en el triunfo del Movimiento de la Resistencia Islámica, Hamas, en las elecciones legislativas en la Franja de Gaza de 2007.
Arafat tuvo también un polémico papel en las fracasadas negociaciones de Camp David en 2000, bajo el gobierno del ex presidente estadounidense Bill Clinton.
El líder palestino no avaló ceder a los israelíes los históricos reclamos de Jerusalén Este y el regreso de millones de palestinos que huyeron tras la creación de Israel en 1948.
"Una década después de su muerte, el legado de Arafat continúa dominando la arena del proceso de paz de Medio Oriente. Fue imposible hacer la paz con Arafat. Diez años después es imposible hacer la paz sin él", señaló Matthew Kalman, en un artículo en el diario israelí Haaretz.
Para Kalman, Arafat "dejó detrás un legado de violencia, terrorismo, logros políticos y una leyenda que se apoderó de la imaginación de sus partidarios y sus críticos alrededor del mundo".
"Las tácticas de la Organización para la liberación de Palestina (OLP) se transformaron en una viciosa campaña de bombas, tiroteos y secuestros de aviones, convirtiendo a Arafat en un padrino del terrorismo moderno cuya máximo logro sangriento fue la masacre de los Juegos Olímpicos de Munich en 1972", agregó.
Esta semana, nuevos actos de violencia estallaban en Medio Oriente: fue dañada una mezquita cerca de Ramalah, Cisjordania, en tanto un artefacto incendiario estalló en una sinagoga del norte de Israel.
Hay indicios, sin embargo, de que la causa palestina empieza a tener más respaldo en Europa, donde Suecia se convirtió en el primer país de la Unión Europea (UE) en reconocer al Estado de Palestina, el pasado 30 de octubre.
Al grupo de 134 países que ya avalan esta posibilidad, podría sumarse en los próximos días Francia, dado que la Asamblea Nacional votará el 28 de noviembre una propuesta presentada por el Partido Socialista, pidiendo al gobierno que reconozca a Palestina como Estado.
La votación no vinculante pero simbólica seguirá a una similar realizada en el Parlamento británico, el pasado 13 de octubre. Francia "obviamente en un determinado momento reconocerá al Estado palestino", dijo el ministro de Relaciones Exteriores Laurent Fabius.
Mientras se celebraba un nuevo aniversario de la muerte de Arafat, la tensión en Medio Oriente volvió a acelerarse luego de que una comisión israelí aprobara la construcción de otras 200 casas para judíos en Ramot, una colonia de Jerusalén Este, donde los palestinos piensan proclamar la capital de su futuro estado.
Son tierras capturadas por Israel durante la Guerra de los Seis Días de 1967, donde Israel cuadriplicó su territorio.
A diferencia de otros líderes que quedaron en el olvido, Arafat sigue siendo hoy una figura popular entre los palestinos. Sonriente, con la cabeza cubierta por la kufiya, el pañuelo árabe ajedrezado, puede vérselo en retratos, grafitis y en todo tipo de souvenirs.
"Lo que está sucediendo es que Arafat es bien visto por los sectores más moderados. Los palestinos están muy divididos sobre cómo enfrentarse a Israel", dijo el analista Zarrilli.
Fuente: Télam