Según el diario El Mundo, muchos italianos habían comenzado a no sumergir las manos en fuentes comunales por temor a contraer la gripe A. Incluso algunas iglesias italianas, como la catedral de Milán, habían suspendido temporalmente el uso de las pilas de agua bendita.
Con el singular invento de Marabese, la cotidiana señal de la cruz que hacen los feligreses al entrar y salir del templo no supondrá un riesgo de contagio.
"Es genial, así no nos preocuparemos más por la gripe porcina, es lo adecuado a los tiempos que corren", dice Marta Cainm, una habitual de la parroquia.
Luciano Marabese, el bendecido inventor, ya piensa en la expansión internacional: "He recibido pedidos de todo el mundo".(Telam)