“La única manera de estar seguros que somos capaces de hacer un GPS, una cámara y computadoras de vuelo y de aplicación que funcionen en un satélite, es hacerlo, lanzarlo y operarlo”, explicó a la Agencia CyTA Juan Vuletich, egresado de la carrera de Ciencias de la Computación de la UBA e integrante de Satellogic, la joven empresa privada de capitales nacionales dedicada al diseño, construcción y operación de satélites. “La idea es aplicar estos sistemas a futuros diseños con diferentes usos, por ejemplo, para comunicaciones”, agregó. El nanosatélite, de forma cuboide, se llama Manolito en homenaje a Quino. “Como es casi cuadrado, le queda mejor Manolito que Mafalda”, bromeó Vuletich. Con el tamaño aproximado de una caja de zapatos, va a estar en una órbita casi polar, a 650 kilómetros de altura. “Va a dar una vuelta completa a la tierra en aproximadamente 90 minutos, a 27.000 km/h”, destacó Vuletich.
Para facilitar la integración, su lanzamiento simultáneo y el despliegue, los nanosatélites se diseñan como cubos de 10 centímetros de lado o múltiplos de estas medidas.
La tecnología de nanosatélites y la baja de costos asociada empiezan a permitir que la experimentación espacial deje de estar al alcance únicamente de unos pocos gobiernos y empresas muy grandes. “El montaje final de nuestro primer satélite, Capitán Beto, lo hicimos en la sala limpia de [la empresa estatal mixta de tecnología] INVAP en Bariloche. Manolito incluye un porcentaje mayor de componentes argentinos, y la integración final la hicimos en una sala limpia bastante casera que armamos en nuestra oficina en Buenos Aires”, señaló Vuletich.
Fuente: Agencia CyTA-Instituto Leloir
www.agenciacyta.org.ar
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