Catamarca
Martes 23 de Abril de 2024
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Una modernidad vacía

Una humanidad cimentada en paraísos artificiales, vínculos mecanizados y la mueca cínica que enmascara inmoralidad y corrupción, son las líneas donde transitan los personajes de "Arrecife", la última novela del narrador mexicano Juan Villoro.
Como en otras novelas suyas -"Materia dispuesta" y "El disparo de Argón"- el escritor nacido en México en 1956, da en "Arrecife", editado por Anagrama, da acabadas muestras de un lenguaje tensionado entre logradas imágenes visuales y una serie de agudas reflexiones que relumbran en el entrelineado de los diálogos.

En sus páginas, una fachada de hoteles imponentes levantados sobre un mar de basura y la oferta del turismo de peligro extremo, configuran un paisaje de fin de mundo habitado por personajes que anidan en el árbol caído del desencanto.

Villoro asiente cuando se alude a los pasajes metafóricos que dan lustre a sus textos, señalando que "la prosa depende de un impulso poético"- y da inicio al diálogo con Télam ampliando esa idea: "Escribir es decir las cosas de ´otra manera´, crear la ilusión de un lenguaje privado que sólo existe en ese entorno".

- T: ¿Es Arrecife la metáfora de un México cruzado por la

violencia extrema?
- V: Tras 6 años de "guerra contra el narcotráfico" los mexicanos vivimos rodeados de signos de violencia: 80 mil muertos, 30 mil desaparecidos. No quise reaccionar de manera directa a este problema, sino explorar los códigos de la violencia y la fascinación que ejerce.

En "Arrecife" un empresario entiende que el contexto le brinda una situación perfecta para que los peligros sean verosímiles. Conoce las pulsiones violentas de la gente y la atracción que suscita el miedo. Por eso concibe un hotel que garantiza una "paranoia recreativa".

- T: ¿Ubicás a la trama como una novela de intrigas?
- V: Es un thriller, en la medida en que hay un asesinato, una investigación y una solución. Me interesaba cumplir con esos requisitos, y también que el desenlace produjera una incertidumbre moral. Mientras más se conoce a la víctima y al culpable, menos seguro se está de dónde quedan las nociones del bien y el mal.

- T: En paralelo a la historia emerge una modernidad vacía.
- V: La acción se ubica en una ciudad imaginaria del Caribe mexicano, donde los hoteles sirven para lavar dinero. Las sociedades tienen una frontera donde el dinero ilícito se vuelve aparentemente lícito. De nada sirve vender droga o armas si ese dinero no puede ingresar en la circulación. La modernidad vacía sirve para brindar un escenario en el que lo ilegal adquiere apariencia de legalidad.

- T: Este tipo de turismo absurdo recuerda los tours a Chernobyl.
- V: Hay tours en los que se puedes cruzar ilegalmente de México a Estados Unidos y ya puedes tomar un avión en el que experimentas la gravedad cero. La necesidad de emociones fuertes promueve todo tipo de aventuras turísticas. No es fácil combatir el tedio en el planeta, especialmente el de los países desarrollados.

- T: Los personajes son en general individualistas y corruptos, ¿es el desencanto es una marca fuerte de la novela?
- V: Salvo una red de mujeres que se dedica a salvar niños abandonados y mujeres golpeadas, los personajes son poco
edificantes. Sin embargo, el protagonista, Tony Góngora, transita hacia un mundo más solidario al final de la novela. Su vida rota comienza a repararse y al final tiene, casi, una familia.

-T: ¿Subyace bajo los escombros de esos monolitos modernos el esplendor de una cultura indígena?
-V: "Arrecife" se ubica en la zona maya. En el hotel hay una reproducción de un friso de Palenque que alude al sacrificio. Quise contrastar dos maneras de entender la violencia: la nuestra, totalmente gratuita, y la de los mayas que respondía a códigos sociales precisos.

Para éstos el mundo estaba amenazado por plagas, sequías, huracanes. Pacificar ese mundo animado por dioses conflictivos requería ofrendas de sangre. Se cree que los mayas veían la muerte como algo que podían derrochar y era al contrario; le temían. Y apreciaban tanto la vida que, entregar a un ser querido, era un sacrificio extremo. Las muertes cumplían con un rito complejo en la rueda del cosmos, algo muy distinto a la injustificable violencia actual.

-T: En tu prosa sobresale la marca de una cruda ironía?
-V: Veo a la ironía como un asunto de personalidad. Es una distancia benévola con la que admitimos cosas duras y difíciles; resulta más estimulante narrar si puedes comentar lo atroz o lo ridículo con el afecto, a un tiempo crítico y protector, de la ironía.

-T: Una voz en la novela dice "el turismo es una manera de joderse", ¿podías explicarme esta frase?
-V: Las molestias del turismo suelen ser arduas. Son el purgatorio que muchos necesitan para sentir que algo vale la pena. Si tuvieras que viajar durante 12 horas para llegar a la acera de enfrente de tu casa y eso provocara "jet-lag" (descomposición horaria padecida en los viajes), el sitio parecería fascinante.

Fuente: Télam

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